Andrés Pérez Baltodano nos repite como causas para la “Crisis de la Izquierda Latina” lo que con las mismas palabras -antes del cerca-al-colapso de los mercados financieros y la subsiguiente crisis económica mundial, pero después de la caída del muro del Berlín- ya se dijo sobre las causas de la crisis de la Izquierda Europea: “el fracaso político y económico del llamado socialismo real, la consolidación y cristalización del mercado global, la crisis ambiental y el surgimiento de movimientos sociales y realidades no reconocidas por el vocabulario conceptual del marxismo tradicional.”
Nos recomienda a complementar-completar lo que él entienda como Marxismo tradicional diciendo que “para cambiar la realidad es necesario contar con un pensamiento político revolucionario. Menos discutida es, sin embargo, la necesidad de asentar la articulación de este pensamiento en una ética transformadora.”
Hay una otra lectura del fracaso mismo del modelo leninista (o del socialismo real) en qué Lenin y seguidores precisamente convirtieron los conceptos muy concretos de Marx sobre la economía -en particular la economía capitalista- en una ética transformadora totalmente abstracta para así normativamente legitimar a la dictadura de los partido-burócratas, y a la vez completamente ajena a las aspiraciones concretas de las mujeres y de los hombres en el hoy, intentando a consolarlos con el paraíso cercano, pero hasta el mañana nunca de las próximas generaciones.
Esta ética transformadora fracasó en primer instancia en el campo económico, o sea resultó incapaz a aprovechar plenamente los recursos tanto naturales como humanos a tal que -y con toda justificación- mujeres y hombres perdieran cualquier confianza en que por ese camino se iba a llegar al reino de la libertad, opuesto al reino de la necesidad dictada por la supervivencia de día en día, mes en mes, año tras año, reinos opuestos de los cual ya habló tan enfáticamente Marx.
Aparentemente el capitalismo produce más oportunidad y libertad -para al menos los que viven en sus confines respectivamente sus capas superiores-, ¿porqué entonces seguir por ése camino aparentemente menos eficiente y efectivo? Dicho de otra forma la dinamita, que despedazó al llamado bloque socialista, fue la economía no la ética, y está por verse hasta donde los partidos sobrevivientes de China y Vietnam puedan jugar con ella sin que se les caiga su casa encima.
Para las Izquierdas de los países ricos hay un segundo problema no menos sin solución: el modelo de nivel de vida y consumo de estos países no es extensible, o sea si solo el 30% de la población de la India y de China aspirara al mismo modelo con el mismo despilfarro de recursos naturales, el planeta no lo sobreviviera ni medio siglo: no hay tanto pa' tantos. ¿pero quién va a renunciar con entusiasmo a lo que ya tiene como un derecho adquirido después de largas luchas? Esa izquierda se quedó sin mucha causa propia mientras causa ajena -la del otro 70% de la humanidad- tiene efectos movilizantes pero muy limitados.
Ahora bien aún pudiera aducirse que la izquierda marxista latina fracasó por falta de una ética transformadora adecuada. Yo lo dudo profundamente, sino igualmente -más allá de importar normativas desde Moscú y afines- no tenía ni tiene concepto económico efectivo alterno tampoco, de la practica desastrosa ni hablar. Ciertamente los Gobernantes de Cuba mantienen en alto principios éticos, incluyendo la solidaridad para con los demás, más sin embargo su agricultura colapsó -como ellos mismos reconocen no por el bloqueo, sino por la incapacidad propia de sostener y desarrollarla-, a tal que hoy la isla viva de las remesas enviadas por los traidores, de los servicios que se presta como turismo a la “clase trabajadora” de los países ricos y por ende de la exportación de mano de obra altamente calificada, sea en persona sea en forma de Zonas francas. Con todo respeto -hasta con toda admiración- ningún modelo muy atractivo para las mayorías latinas fuera de Cuba. Mejor hay que irse directamente mojado a los EE.UU. para vacacionar desde ahí en Cuba.
A no ser que Andrés nos quiere sugerir que los habitantes y gobernantes en los países ricos -incluyendo los que dirigen la economía- tengan niveles éticos superiores -¿cómo si todo el mundo allá vive a cuenta nuestra?- y por ésta razón allá haya menos miseria y más educación, salud etc... que de ejemplo en la Chureca acá, me permito insistir que el problema nuestro es en primer instancia un problema de conceptualización económica -y practica económica por supuesto-, es decir encontrar formas de producir, gobernar y vivir tal que las mujeres y niñas, los hombres y niños reales tengan condiciones mínimas para no ser esclavos de las necesidades de la mera supervivencia, a la vez, así al menos parcialmente liberados, para desarrollar sus capacidades humanas en beneficio propio y de otros.
Dicho de otra forma, mientras ella no da respuestas económicas concretas qué, cómo y dónde producir, una pura ética transformadora en el aíre sin fuerte sostén en la economía real se vuelve pura tormenta en las cabezas, una observación que ya hizo el viejo Carlos Marx una y otra vez .. y más que válida hasta nuestros días.
vease también: Onofre Guevara Un libro que invita al debate
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