miércoles, 24 de febrero de 2010

Cornelio: Marx y la dimensión subjetiva de su asimilación

Dice Andrés Pérez Baltodano: Para comprender las razones por las cuales el marxismo latinoamericano ha ignorado el estudio de la dimensión subjetiva de la realidad de la región, es necesario abordar más directamente el modelo causal que forma parte del pensamiento de Marx y la manera en que este modelo fue interpretado y adoptado por el marxismo latinoamericano.

En el contexto de las Ciencias Naturales contemporáneas, en el cual escribe Marx en Londres, como muestran las literalmente miles de páginas de extractos comentados por él mismo, ya se había superado con creces el determinismo de la mecánica newtoniana. Estaba bien dominado el proceso circular de la Maquina de Carnot -la maquina térmica-, se conocía el equilibrio térmico de Gibbs, caracterizando sistemas por el libre y por tanto espontaneo intercambio entre diferentes formas de energía, siendo la mecánica solamente una de ellas. Ya estaban descubiertas dos leyes fundamentales de la física moderna, la conservación de la energía y el crecimiento irreversible de la entropía y con ello descartado el Perpetuum Mobile, la máquina que produce energía sin gastarla ni incrementando en forma irreversible la entropía.

Por otro lado, en la química orgánica, se había comenzado a sintetizar las primeras substancias orgánicas, en la biología se conocía a nivel fenomenológico la herencia genética por un lado y los inicios de la teoría de evolución de las especies de Darwin por el otro. No se debe excluir del panorama las teorías de Adam Smith y de David Ricardo, fundamentos para las ciencias económicas desde aquellos tiempos, incluyendo los aspectos del precio respectivamente salario justo y la diferenciación entre el resultado individual del trabajo y el producto entero como resultado de la organización social del trabajo.

Todos estos descubrimientos y teorías produjeron un amplio debate sobre sus implicaciones filosóficas, en particular en cuanto al conocimiento posible y a la organización de la sociedad. Es para este contexto de debate y esa audiencia, para la cual Carlos Marx escribe primero los Manuscritos Económicos y después reúne el material a publicarse en los 3 tomos de El Capital, donde solamente el primero fue editado por él mismo mientras los otros 2 fueron editados y publicados en forma pos-huma por Engels. Obviamente Marx no repite en el texto todo lo de los extractos, en particular cuando se refiere o alude a las Ciencias Naturales y las Matemáticas, sino presupone que -como él mismo- los lectores estuviesen familiarizados con sus recientes y no tan recientes descubrimientos.

Marx ataca a la filosofía vieja -la de las simples causas y efectos uni-lineales deterministas y del principio no hay tercero para resolver opuestos como se encuentran aún en textos de Kant- como insostenible ya a la luz de los avances de las Ciencias Naturales de su tiempo, denunciándolos como idealismo, respectivamente materialismo mecánico.

Marx adopta en su lugar la metodología de Hegel de los polos opuestos -tesis y antítesis- cuya oposición no se resuelve en la forma de la contradicción de la lógica aristotélica -o uno o el otro- sino en forma de síntesis, la que tanto resume e incluye a los opuestos como los trasciende por algo nuevo.

Así la oposición entre vida real y conciencia según Marx no se resuelve ni se puede resolver en favor de una de las dos sino cuando los hombres comiencen a ser conscientemente arquitectos de su porvenir, de su vida. Poniendo a Hegel de pie, Marx identifica a los polos opuestos como los elementos movedores de la realidad misma y no solo como artífices del pensamiento.

En clara oposición a muchos contemporáneos, Marx más que una vez rechaza tajantemente la simple transposición de los resultados nuevos de las Ciencias Naturales al área social-económico, no obstante usa las herramientas conceptuales y matemáticas como instrumentos de análisis en El Capital. De ejemplo, los modelos de la termodinámica -intercambio libre, equilibrios locales, círculos de retroalimentación, puntos localmente estables contra puntos de transición de fase- y los modelos de mercados libres en la economía neo-clásica de hoy, son matemáticamente hablando, idénticos.

La oposición a la simple transposición por Marx se basa precisamente en su visión de la dimensión humana, o sea, mientras la esfera de circulación puede describirse con un modelo parecido al modelo de la termodinámica del intercambio libre, no es así en la esfera de producción, pues en ésta se manifiesta la creatividad única humana y su única capacidad de la organización social con propósitos específicos, algo que en esa forma en las Ciencias Naturales de su tiempo no existía.

En la misma forma rechaza al Darwinismo social -la supervivencia del más apto o mejor adaptado, muy de moda no solo en aquellos tiempos-, diciendo que a diferencia de los animales, los hombres viven en un ambiente creado a propósitos sentados por ellos mismo, tal que no hay para los hombres alguna selección natural.

Ahora bien, un significado de un texto en si mismo no hay, sino primero hay que tomar en cuenta el contexto dentro del cual y para el cual fue escrito, para acercarse a una interpretación auténtica. Por segundo, hay una dimensión tremendamente subjetiva, de quién lee e interpreta en y para cuál contexto, más igualmente, con qué trasfondo personal o sea cómo se recibió.

En el caso mío, antes de leer una sola línea original de Marx, pasé en la secundaria -en Alemania 7 años incluyendo lo que en Nicaragua serían los primeros dos años de la universidad- mucho del contexto de Marx arriba mencionado en las clases de Ciencias Naturales, Economía y Filosofía, mientras el esquema de Hegel era esquema obligatorio para trabajos en casa y exámenes escritos de la sexta clase en adelante. Obviamente ese entrenamiento previo, para decirlo así, ha condicionado mi asimilación de Marx.

Me consta por el otro lado, que ése canon de materias -incluyendo, pero no limitado a las Ciencias Naturales- no es parte actual ni lo fue, durante los 25 años que yo llevo ya en Nicaragua, de la educación académica general en Nicaragua. Pienso entonces que no es ni arrogante ni ofensivo poner sobre la mesa la pregunta si -aparte del contexto socio-económico muy diferente- la tan diferente lectura latinoamericana de Marx también no estará condicionada por esa diferencia en la formación personal.

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