sábado, 30 de octubre de 2010

Cornelio: Nicaragua tan pobre por ser tan rica

Está documentado en miles de páginas de docenas de estudios acumuladas en años, que Nicaragua en la mayor parte de su territorio es un país con vocación de silvicultura, que su fuente de riqueza más importante podrían ser sus bosques y el cuido de los mismos, y no su destrucción para el pasto temporal del ganado, el cultivo de palma africana o la agricultura de granos básicos.
Ese mal aprovechamiento sistemático y sistémico no es solo la consecuencia de falta de conciencia o conocimientos, o peor de malas intenciones, sino de condiciones socio-económicas y de reglas, tanto ausentes como presentes, las cuales incentivan el mal aprovechamiento y castigan o al menos imposibilitan el buen aprovechamiento, mientras incentivos para hacer lo correcto y conveniente brillan por su ausencia.
En este marco, el objetivo principal del Plan Nacional “La Madera – nuestra Riqueza” es aprovechar de manera sostenible la riqueza aún existente en los bosques nacionales, protegerla y recuperarla por medio de un programa masivo de reforestación. El objetivo concuerda con los objetivos del muy recién -29 de Octubre del 2010- acordado Protocolo de Nagoya, y cuenta por tanto desde ya con un alto potencial para ser presentado exitosamente a la Comunidad Internacional.

Como segundo objetivo se creará en 5 años al menos 100,000 plazas nuevas de trabajo vinculadas con la madera. Se establecerá la cadena nacional de agregación de valor a la madera, que comienza en los viveros, manejados a nivel de comunidad o municipio, pasa por bosques certificados por su manejo sostenible, Almacenes de Deposito de madera aserrada, clúster de manufacturas de muebles de alta calidad para terminar en tiendas reales y virtuales de “Muebles de Nicaragua” en países desarrollados y respaldados por almacenes compartidos de despacho rápido allá.

Cada componente de ese plan requiere de cambios en las reglas existentes.
Para producir muebles de calidad, se requiere de madera bien secada durante unos tantos años, donde aunque técnicamente posible a altos costos energéticos, el secado industrial mas rápido no produce la misma calidad. Por el otro, en los mercado internacionales el precio por metro lineal de madera tropical se incrementa año tras año por al menos un 6%, tal que la madera es una buena y segura inversión de capital. La creación de Almacenes de Deposito para el secado de la madera, su inclusión en la Ley de Bancos y otras instituciones financieras con la subsiguiente supervisión por la SIBOF, facilitará la emisión de certificados de deposito negociables, tanto en el mercado financiero nacional como internacional. Algo similar puede implementarse para la plantación y el cuido de bosques en la marco del programa REDD y de los certificados CO2, también incluidos en Nagoya. De esta forma cuidar un bosque y cuidar madera se vuelve algo muy rentable.

El estado -el gobierno central o los municipios- podrían manejar sus propios Almacenes de Deposito, bajo la misma supervisión por la SIBOF, para mandar ahí la madera ilegalmente cortada en lugar de venderla al mejor postor del momento o peor, dejar la podrir. Los certificados podrían servir como respaldo/sustituto de la deuda pública. Para mejorar el control, tendría que haber un sistema nacional de permisos y concesiones de manejo de la madera. Como ya casi todo el país tiene cobertura por telefonía celular, pudiera utilizarse un sistema con registro centralizado, pero con acceso desde cualquier celular multimedia. Se revisaría no solamente la existencia del permiso, sino también se registraría con foto cada inspección de control, tal que se acaben los permisos falsificados y los controles complacientes.
Este sistema a la vez serviría para garantizar la trazabilidad de la madera, condición imprescindible para exportarla, semiprocesada o productos hechos de ella, a la Unión Europea y según el protocolo de Nagoya, la trazabilidad pronto será exigida por todo el mundo.

Para facilitar la creación de viveros municipales y la reforestación, se modificaría las leyes de Autonomía Municipal y del Impuesto sobre Bienes e Inmuebles, tal que los municipios puedan establecer cánones diferenciados, tomando en cuenta el costo-beneficio ambiental. En la actualidad los ganaderos han venido cargando parte de sus costos a los municipios- los han externalizados como dicen los economistas-: desforestando grandes territorios y así secando fuentes tradicionales de agua, ellos obligaron por ejemplo a los municipios de Boaco y Chontales a implementar costosos proyectos de agua potable, hasta traerlo del Cocibolca. Las modificaciones legales les permitirán a los municipios cargar estos costos de inversión y operación a los causantes, premiando a la vez con reducciones, incluso subsidiando proyectos de reforestación.

Para no castigar a unos y en su lugar beneficiar a otros en el mismo ramo, se establecería un impuesto nacional de recompensa por daños ambientales a la exportación de ganado en pie y al procesamiento de la carne, impuesto que se reduzca hasta que se exima por completo, cuando el exportador pueda demostrar que su producto proviene de la ganadería sostenible. Se lo controlaría por medio del Sistema Nacional de Trazado del Ganado, cuyos certificados desde ya exige la Unión Europea y también los Estados Unidos están por exigirlos. El sistema sustituye a la vez al sistema de los fierros existentes. Es más seguro y deja sin daños a la piel, lo que incrementa el valor para la industria de cuero y calzado.
El sistema igual sería accesible por celular y proporcionaría además a cada ganadero datos estadísticos imprescindibles para un mejor manejo de su finca.  El costo de implementación de este sistema -unos 7 dólares por animal o 35 millones en total al máximo- es irrisorio, comparado con los mencionados beneficios y tomando en cuenta los ingresos por exportación anual, según los ganaderos ya más que 400 millones.

En la formación de la cadena de valor, les correspondería a las Universidades -en particular a la UNA y UNI a cuenta de su 6%- proporcionar los conocimientos científicos-tecnológicos para el manejo de los bosque, el procesamiento de la madera y su manufactura. 
Se crearía -similar a la Escuela Nacional de Hotelería- secciones en los institutos tecnológicos privados o públicos departamentales ya existentes, equipándolos con los necesarios laboratorios y talleres para capacitar técnicos medios y superiores en las áreas de silvicultura, cuido y procesamiento de la madera, y fabricación de productos de madera de calidad, coordinándose los mismos con las asociaciones y cooperativas locales de futuros silvicultores y de actuales artesanos y pequeños fabricantes de madera, a un costo de no más que 5 millones de dólares para 10 de estos centros en conjunto.
Se crearían Zonas Francas-Parques industriales de la madera para cobijar a artesanos y pequeñas manufacturas, ubicadas directamente al lado de los Almacenes de Deposito y/o las secciones de madera de los Institutos tecnológicos. Se procuraría que la madera de desperdicio y el aserrín se convierta en pellets, algo bien investigado como fuente de energía calórica y sustituto parcial de la leña.

Al fin, se consolidaría al Centro de Información para Exportaciones, al Centro de Tramites para la Exportaciones, a los servicios de apoyo a los exportadores de APEN y a la Agencia ProNicaragua en una sola entidad mixta entre sector público y sector privado con 3 propósitos adicionales: (a) crear unidades de inteligencia de mercado y mercadeo en países con alto potencial de importación de madera, en particular los Estados Unidos, la Unión Europea, China-Taiwán, Corea y el Japón, los cuales en este momento representan el grueso mundial de las importaciones de madera y productos de madera (b) establecer contactos efectivos con las grandes cadenas de mueblaría -como IKEA y otros- para incluir a Nicaragua dentro de sus operaciones (c) facilitar en cooperación con empresas externas de logística la operación de almacenes compartidos de despacho rápido en los países destinos, reduciendo de esta forma los costos de logística para las cooperativas de artesanos y pequeñas manufacturas de madera de Nicaragua.

Hay buena docena de otras acciones colaterales, que pueden y deben implementarse, involucrando otros actores -como el sistema de educación escolar para una campaña “Un árbol por y para cada niño”- o afectando otras leyes -como de ejemplo la unificación y municipalización de catastro, castro fiscal, catastro municipal y registro, quedándose la CSJ e INETER solamente con la supervisión respectiva, para simplificar los trámites en la certificación de áreas o el cobro del IBI.
Lo importante: Ninguna acción propuesta depende de aportes financieros externos  inalcanzables, todas resultan en beneficios económicos directos y palpables, solo que se requeriría de concertación y estrecha cooperación entre todos. Cabe entonces una sola pregunta ¿Nicaragua tiene la capacidad para transformarse para prosperar o prefiere continuar como país miserable, dependiente de las limosnas de otros, incluida la emigración?

lunes, 25 de octubre de 2010

Cornelio: El futuro no se encuentra en el pasado

En las elecciones del año 2011, un 58% de los potenciales electores no habrá cumplido ni 14 años en el año 1990, o sea tienen cuando mucho recuerdos de niño a la década de los 80 y los tiempos de los Somoza son para ellos pre-historia. No obstante en el discurso político publicado hay solamente nostalgia en oferta, sea las referencias tácitas al auge de algodón y la incipiente industrialización, la que le trajeron al país las tazas de crecimiento económico más altas de toda Centroamérica, sea la nostalgia convertida en culto comercial, como lo presenta el grupo gobernante en el intento fútil de declararse heredero y continuador de los logros de la revolución.

Ambas referencias son, de fondo, referencias al fracaso propio, pues ambos modelos fracasaron en primer instancia por razones inherentes, siendo al final la interrupción violenta de ambos más un tiro de gracia que causa de fondo de su ocaso. Además esos intentos hereditarios causan asco, pues sus apologistas, poco sinceros, a la vez quieren deshacerse de los miles de muertos, de los decenas de miles mutilados y de los centenares de miles brutalmente reprimidos, como si ellos no fueran también parte intrínseca, inseparable del respectivo modelo intentado; como si uno pudiera quedarse solamente con la parte agradable de una herencia y descartar a la parte desagradable.

En esas circunstancias y si yo tuviera 30, 40, 45 años menos de los que tengo, yo les escribiera a los adultos y ancianos en la esfera pública lo siguiente:

Nos consta -viviendo en la Nicaragua de hoy sin perspectivas algunas para nosotros- que ustedes fracasaron rotundamente. Por tanto poco nos importan sus cuentos del pasado. Pero nos consta también que ustedes sigan manejando al país como si fuera aún solo de ustedes, mientras que nosotros, casi ya el 60%, no tenemos representación de peso alguna, de una participación en concordancia a nuestro peso en el electorado ni hablar.

Si hemos aprendido algo de ustedes: no vamos a caer de nuevo en la trampa que se nos abuse como tropas de choque en las calles ni mucho menos como carne de caño en guerras, que no queremos ni hemos comenzado. Si esta actitud les parece indiferencia, vaya, pues a nosotros más bien nos parece como prudencia mas que aconsejable. Si quieren nuestros votos, vengan con propuestas que nos abren perspectivas ya, no solo con invocaciones del pasado ni con promesas para otras futuras generaciones.

Somos 1.8 millones de jóvenes y jóvenes adultos, y no encontramos en qué trabajar para ganarnos la vida. Como ya salimos de primaria, secundaria, tecnológico o universidad, futuras reformas educativas son importantes, pero solo para nuestros hijos, no para nosotros. ¿Qué tienen en oferta para nosotros? ¿O a caso ya formemos otra generación perdida, una más de las tantas que Nicaragua perdió a lo largo de su historia? No nos vengan con el cuento, que la inversión extranjera, incluida la venezolana, nos va a resolver. ¿Desde cuándo un inversionista extranjero se encarga de aquellos, que el país mismo ya descartó?

¿Qué van a hacer ustedes, los adultos y ancianos, en estado, empresa privada y academia para generar empleos, cuándo, dónde y cómo? ¿Cuáles opciones reales -salvo de emigrar a la ciudad o al exterior- tienen para los más que 700,000 de nosotros, que aún vivamos en zonas rurales? ¿Qué van a hacer para cambiar la situación actual, en la cual nosotros tenemos que andar detrás de conectes y recomendaciones personales, implorando y prometiendo cualquier tipo de compensación, hasta lo más denigrante, solo para tener un pegue? ¿Cuándo y cuánto valdrá lo que sabemos hacer y podemos hacer? ¿Y si piensan que no sabemos lo suficiente saliendo de los sistemas formales de educación, a los cuales ustedes nos mandaron, qué tienen en mente para que podamos aprender que nos supuestamente haga falta? ¡Estamos más que dispuestos a reivindicarnos!

Ustedes nos ofrecen la creación de nuestra propia micro-empresa como alternativa. ¡Qué clase de engaño! Ya hay más que 40,000 micro-empresas formalizadas con la DGI, mas cerca a 170,000 sin formalización alguna. A unas 200 a 300 de ellas se les da ahora anualmente alguna forma de apoyo financiero, técnico o en capacitación, o sea ni al 1%. Microcréditos al 24% anual o más obviamente no significan apoyo alguno, al contrario. Para darles respuesta a al menos 500,000 de nosotros en condiciones precarias de trabajo, se requería de al menos 100,000 micro-empresas más y un apoyo sustantivo a al menos la misma cantidad entre ya existentes y nuevas. ¿Quién tiene semejantes cifras en su programa? ¿Al fin para cuantas micro-empresas habrá espacio en Nicaragua?

Estamos hartos de vivir posando donde nuestros padres o suegros. ¿A caso nuestras familias jóvenes ya establecidas o por establecerse no tienen derecho a un hogar propio? No nos vengan con el cuento que con un centenar de casas ahí otro asentamiento popular allá se resolverá el problema. Somos el 60% de una población, la que se duplicó en comparación a 30 años atrás. Hacen falta entonces decenas de miles de techos para hogares. No los queremos como regalo, mucho menos como premio por aparecer conforme con lo que se nos imponga. ¿Donde está el plan nacional, que nos brinda oportunidades, si es preciso al menos a construir nuestra propia casa, cuando ustedes –al mando- no se molestaron a facilitar nos un trabajo, que nos haga elegibles para los bancos?

Al fin: ¡tomen nota! Si no nos dan respuestas concretas y reales sino solamente otras promesas ... ¡Nos vamos! Somos aún lo suficientemente joven, tenemos mas que suficiente energía y sueños de sobra, para continuar nuestras vidas en otros países, donde se nos acojan mejor, dejándoles esa Nicaragua sin futuro por completo a ustedes, los adultos y ancianos. Nosotros no queremos ese futuro, que ustedes nos han preparado, bajo ningunas circunstancias también como única perspectiva para nuestros propios hijos. Ya unos 300,000 de nosotros tomaron esa decisión de irse. Otro millón está mentalmente ya preparado y decidido a seguir a sus pasos en la primera oportunidad, que se presente.  Vean ustedes, quienes les financien su jubilación.

Así escribiera yo, si yo fuera un joven nicaragüense de hoy, pero como anciano -con mis casi 61 años- confieso no sabría tampoco como convencerle a un joven a que se quedara, sabiendo lo que está en oferta como respuesta actual. Solo sé que la respuesta a ese reclamo por un futuro para ellos, no se encontrará en el pasado.

martes, 19 de octubre de 2010

Cornelio: Bajando al sótano

Al colapsar en definitivo el Poder Judicial de Nicaragua con la susodicha re-incorporación de los magistrados liberales, habrá un costo económico previsible, que se va a manifestar poco a poco en este y los próximos años, donde hay que tener presente que no solamente la Corte Suprema resultó afectada. Fuera del país se tomó nota, que cerca al 70% de los jueces de primer instancia y de los magistrados de los Tribunales de Apelación siguen ciegamente las orientaciones partidarias.

El punto es: sin Poder Judicial confiable, pierden valor también todos los otros documentos legales emitidos por abogados, notarios y registros, hasta los contratos entre particulares, dado que no hay instancia nacional confiable por medio de la cual se los pueda hacer valer, es decir imponer por fallo judicial su cumplimiento. Ya antes los certificados emitidos por catastro o el registro tenían un valor dudoso, puesto que ni en 20 años Nicaragua ha sido capaz a sanear al menos técnicamente el registro y el catastro. Ahora se sabe que sin Carta de No-Objeción emitida por el Procurador de la República no valen ni en papel sellado.

La ausencia de un Poder Judicial medio confiable no imposibilita el comercio exterior y la inversión externa por completo, sino que hasta resultan atractivos para la hampa internacional. Ellos tienen sus propios métodos para hacer valer lo que piensa como sus derechos. Hay hasta estados fallidos -como Somalia- donde no obstante se instaló Telefonía Móvil con alta penetración, pues antes de salir a la calle para correr el riesgo de ser asesinadas, las personas pagan 2 dólares y más por el minuto haciendo llamadas. Los piratas somalí también tienen acceso a lo último en comunicaciones.

En el caso de Nicaragua las consecuencias van a ser menos visibles: si yo soy empresa exportadora a Nicaragua, solo voy a exportar a Nicaragua contra factura cancelada de antemano, pues una vez mi mercancía en manos del comprador no hay instrumento confiable para obligarlo a pagar; si soy empresa importadora no voy a pagar nada de adelantado, a no ser que la mercancía ya esté en mi bodega, pues no habrá forma como recuperar lo adelantado. Mucho menos voy a invertir o prestar contra seguridades colaterales solamente en Nicaragua. No hay en quién confiar para la ejecución de dichas seguridades, si hasta los certificados del registro no valen.

Las contrapartes externas ofrecerán como única alternativa, que la parte interesada nicaragüense aporte garantías fuera de Nicaragua y que ella de antemano se someta sin reservas a la jurisdicción externa. Habrá, como siempre, bancos u otras entidades financieras dispuestas a ayudar, poniendo ellos esas garantías, a lo mejor contando con una sucursal acreditada y autorizada en el exterior para ese tipo de operaciones, pero obviamente no de gratis.

El aumento de las reservas internacionales del BCN más allá de lo acordado inicialmente con el FMI así como la inversión incrementada en documentos externos de la banca privada -letras de tesoro de los EU son una garantía de primera clase- quizás ya son los primeros señales subliminales de que el clima del comercio exterior se está empeorando de fondo.

Ningún gobierno por el momento le va a reclamar nada a Nicaragua. Con las medidas mencionadas de seguridad comercial prudencial quedarán resguardados los intereses de sus propias empresas; mas aún el costo adicional de las mismas corre única- y exclusivamente a cuenta de Nicaragua, la que tampoco por el minúsculo tamaño de su economía constituye un mercado de mucha importancia.

Lo que sí llama la atención es el silencio casi absoluto de la empresa nicaragüense de peso, pues el colapso del Poder judicial no trata solamente de política. El estado de derecho fallecido los afectará primero a ellos mismos, a no ser que -como los bancos- hasta apuesten a esas nuevas oportunidades de hacer negocios o como importadores y exportadores nacionales asuman que puedan pasar los costos adicionales fácilmente a sus clientes internos. Quizás por esa razón hay ahora tanta prisa en regular legalmente el factoraje y la factura cambiaria.

Consta sin embargo, en los ranking de competitividad del Foro Económico Mundial que la confiabilidad como contraparte comercial es uno de los criterios de mayor impacto para países pequeños con economías pequeñas como Nicaragua, donde le faltan a Nicaragua solamente pocos peldaños más que bajar para llegar al sótano absoluto, o sea a la par con Haití, Costa de Marfil, Liberia o Somalia para mencionar algunos que ya nos esperan ahí.

Cornelio: ¿Castigo país?

Esa columna fue publicada en Confidencial del Diciembre de 2008.

Hay ahora muchos comentarios sobre un inminente retiro acelerado de la cooperación externa, como sí éste fuera una consecuencia hasta un castigo específico por el comportamiento -malo o bueno según bando- del gobierno actual respectivamente del grupo en el poder, en particular por el manejo de las elecciones recientes, castigo que lastimosamente traspasa el gobierno y castiga a todo el país, posición que curiosamente comparten todos los comentaristas, independientemente del bando y de los estratos, o sea por igual políticos, empresarios, periodistas y por ende entrevistados de ciudad o campo.

Me temo, con todo respeto, que los nicaragüenses se equivoquen dos veces. Primero sobrestiman la importancia externa real de los asuntos internos de Nicaragua en la situación actual global del mundo, pues en vista de una crisis económica tan globalizada como global y profunda, conflictos armados con participación multilateral desde Afganistán hasta el Congo, y amenazas globales como calentamiento y terrorismo, el problema cómo se hace política interna en Nicaragua es completamente insignificante fuera de Nicaragua.

Tampoco tienen mucho peso -salvo como nota de pie- disonancias agudas que uno u otro representante nicaragüense intenta a meter al concierto internacional: después de escucharlos, el mundo sigue con su agenda de puntos mucho más importantes. En este sentido, el debate en la OEA sobre las elecciones no señala ninguna victoria para nadie, mas bien es un señalamiento por los miembros de la OEA casi en su totalidad a Nicaragua entera, que por favor Nicaragua arregle sus asuntos internos en casa sin causarles molestias a los demás, expresando a la vez -como la Unión Europea- la disposición de apoyar al proceso pero sin tomar partido ni partida en la pelea.

Por segundo, se equivocan en el causante: no es uno u otro comportamiento del gobierno o de su presidente, sino la tremenda facilidad con la cual éste sin mucha resistencia en el camino ha logrado desmantelar todo un andamiaje legal e institucional vinculado con la cooperación, una serie de leyes, decretos y procedimientos internos de Nicaragua, cubriendo desde el manejo de las finanzas, el endeudamiento y la rendición de cuentas, pasando por las estructuras y el funcionamiento del sector público incluyendo los municipios, hasta llegar a la participación ciudadana en asuntos públicos incluyendo la educación pública. Aunque todo este conjunto de reglas sin la más mínima duda le compete solamente a Nicaragua, el estado las hizo parte de los arreglos internacionales de cooperación, comenzando con los Planes Nacionales de Desarrollo pero también en forma de referencias específicas, explicitas e implícitas, en casi cualquier convenio de cooperación.

A pocos meses de haber asumido el gobierno actual, por los vías de hecho y por decreto se comenzó a desmantelar o distorsionar -en forma extra-legal, salvo en el caso de la Ley 290, estructura del gobierno- todo, sin embargo no hubo mucha resistencia por lado de los legisladores ni hubo reacciones sustanciales en defensa del andamiaje legal e institucional como tal por lado de otros sectores como empresa privada o sociedad civil, salvo en aquellos casos, cuando se afectó directamente a sus intereses particulares.

Al final el gobierno les anunció en Octubre 2008 -inmediatamente antes de las elecciones- a la comunidad cooperante por medio del nuevo Plan Nacional de Desarrollo Humano, que el grupo en el poder está decidido a llegar a la abolición completa del modelo democrático, representativo y participativo para sustituirlo por su modelo del Poder Ciudadano, eliminando de ésta forma la base mas esencial de los acuerdos anteriores de cooperación, pero por lado de los otros sectores nicaragüenses no hubo ni quiera comentarios, de un debate público o al menos en la Asamblea Nacional ni hablar.

Los cooperantes entonces están tomando los sucesos alrededor de las elecciones municipales como un indicador clave de qué les espera como próximos pasos en la implementación del PDHN; lo están evaluando y con alta probabilidad llegarán a la conclusión que ya no vale la pena invertir en Nicaragua, pues el único supuesto resultado, que valía la paciencia con tantos desmanes, desvíos y tanta corrupción, -más legalidad e institucionalidad- igualmente resultó ser pura ilusión.

Tampoco hay interés desde el exterior en defender una institucionalidad y una legalidad, que al parecer a los Nicaragüenses mismos no les vale tanto, pues hasta el momento han tolerado con estoicismo ya por buen tiempo que el Poder Judicial en sus ramas, la Contraloría y por ende el Poder electoral han dejado de funcionar como se esperaba. Una cosa es apoyar desde afuera las estructuras nacientes, otra muy diferente es tomar partido en conflictos internos en sustitución de esfuerzos nicaragüenses propios o peor echar plata donde no servirá en forma comprobada. ¿por qué y para qué?

Nicaragua está así por entrar a la historia como un ejemplo más del doble filo del derecho de los pueblos a instituir gobiernos, reformarlos o abolir sus formas e instituir nuevas según su criterio: Si Nicaragua no sabe ejercer prudentemente éste derecho y hacerlo valer en forma enérgica, entonces debe atenerse a las consecuencias, es decir obteniendo menores y no mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.  (parafraseando la Declaration of Independence)

lunes, 11 de octubre de 2010

Cornelio: Capitalismo romántico

Al volver Nicaragua de golpe a un sistema de “Libre Empresa” y “Libre Mercado” en 1990, se habían acumulados varios elementos formando una tormenta perfecta: la economía estatizada de guerra ya sin fondos ni subsidios externos, el colapso de la agro-industria incipiente en base del algodón -desde insumos hasta hileras, telares, textileras y aceiteras-, la obsolescencia en maquinaría y métodos de producción de las otras pocas industrias, que se habían instaladas antes -bajo el esquema de la sustitución de importaciones, muy de boga a finales de los 60 e inicios de los 70- y al final una infraestructura energética sin cambios en la matriz energética, cambios que los otros países de Centroamérica habían implementado ya en los 80 como respuesta al primer crisis y la subsiguiente explosión de los precios del petróleo de los años 72 y 73, pero donde Nicaragua no llegó más allá de los estudios de pre-factibilidad por el último gobierno Somoza-Debayle.

La respuesta a esa situación muy particular de Nicaragua fue un recetario estándar del BID, BM y FMI llamado el “Consenso de Washington”, es decir la privatización de las empresas, pero en ruinas, la prohibición -me consta- de inversiones públicas en energía y telecomunicaciones más la desregulación unilateral del comercio exterior a tal grado que ya no quedó casi nada para “liberalizarse” después, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Se renunció al vez a una política industrial proactiva, más allá de buscar inversionistas. Se apostó a un milagro a realizarse por las fuerzas de libre mercado, de la libre empresa y del libre flujo de capitales.

No era solamente imposición externa, puesto que a lo interno un role más activo del estado en la economía había quedado desacreditado dos veces: primero por los Somoza, que lo usaron para enriquecerse a si mismo, y después por la cúpula Sandinista, que lo usaron para expropiar primero e igualmente -en la piñata- para enriquecerse ellos mismos después. Hasta hoy día persiste un consenso aparente entre todos los actores, en que el papel del estado se deba limitar a resguardar el balance de las cuentas nacionales -la famosa estabilidad macro-económica- y en lo demás se confía de que en condiciones propicias por su libre y espontanea voluntad los capitales nacionales y externos respondan con un milagro económico, algo que yo llamo Capitalismo romántico, pues no funciona así ni nunca ha funcionado así.

En el modelo inglés del capitalismo incipiente se explota al campo y a las colonias, pero lo obtenido se invierte para crear y sostener inicialmente a las manufacturas e industrias en las ciudades. La Francia absolutista  intenta a imitar el mismo modelo, provocando la Revolución Francesa. Más tarde lo asume Alemania en el segundo tercio del siglo XIX. Sin los excedentes gigantescos en la producción agrícola del oeste-central y del sur, en los Estados Unidos tampoco hubiera habido en el noreste el crecimiento rápido de las industrias de acero y carbón, seguidas por las industrias de maquinaria, química y textil. También primero Lenin, y después con fuerza y represión brutal Stalin implementaron ese modelo como Capitalismo del Estado. Al fin todo hace indicar, que la China continental contemporánea le sigue al mismo modelo: el campo proporcionando con muchísimos sacrificios los alimentos y la mano de obra baratísima para la industria incipiente de las ciudades. En contraste, la explotación del campo y de las colonias en el modelo colonial español siempre servía solo para sostener el consumo importando, nunca para acumular con fines de producir.

De esa relación compleja y particular, a Nicaragua se trasplantó solamente una vulgarización romántica de algunos de sus principios, como recopilado por primera vez por Adam Smith. Eliminadas todas las consideraciones de Smith en cuanto a la importancia de ciencia y tecnología para el diseño, la organización y el desarrollo de la producción manufacturera e posteriormente industrial, se quedaron solamente iconos, como el Libre Mercado como mecanismo de auto-regulación para Libres Empresas, empujadas por competentes e intrépidos emprendedores, quienes día y noche inventan nuevos productos buscando formas mas eficaces y eficientes para producirlos. En el camino se olvida, que Smith lanzó su concepto del Libre Mercado menos contra la intervención estatal sino más bien en aras de garantizar mercados limpios sin fronteras comerciales lo suficientemente grandes para facilitar economías de escala en base de ventajas comparativas, mensaje que si captaron los Alemanes y los Mexicanos ya del Siglo XIX, eliminando las fronteras comerciales internas, pero no los Centroamericanos ni del Siglo XXI.

Marx en la segunda mitad del siglo XIX complementa el modelo, al mostrar que la competencia en el mercado entre los fabricantes por el mejor producto al menor precio es una cosa, y el afán del capital -libre y disponible para cualquier inversión o producción- de maximizar su rendimiento y los efectos de tal afán son otra, resultado de un análisis profundo, que ni el más feroz anti-marxista entre los economistas contemporáneos serios pone en duda, mucho menos después de la reciente y aún no superada crisis de origen puramente financiero. En la vulgarización romántica esa relación compleja entre capital y producción material se reduce a las necesidades respectivamente a la oferta de financiamiento para la inversión y para el capital de trabajo, sin preguntarse mucho quiénes en cuáles condiciones compitan por esa oferta ni tampoco quiénes a cuáles condiciones la hagan ni que otras alternativas ellos tengan para colocar su capital.

Los “malos” capitalistas no le cumplieron a Nicaragua. Siempre, me temo, era solo un cuento de hadas. Ni quiera el territorio de la EX-RDA ha llegado aún al mismo nivel de producción y del aporte de los sectores productivos como lo había antes de su integración en 1990 a Alemania Federal, a pesar de niveles de educación a siglos superiores a Nicaragua y miles de millones de euros en inversiones públicas y privadas en infraestructura energética, vial y de telecomunicación.  

En Nicaragua se sustituyó -con apoyo y presión activa de BID y BM- a los monopolios públicos en distribución de energía y en telecomunicación por casi-monopolios privados, donde ambos gastan más en mercadeo y publicidad que las entidades de regulación -sus contralores-supervisores- tienen como presupuesto anual. Se apostó a la inversión extranjera directa, que solo viene mientras pueda explotar la mano de obra barata para llevarse en suma más que lo invertido, pues a diferencia a mercados grandes -como Brasil, India, Rusia o China- no hay ni en Centroamérica en conjunto mercado suficiente para vender localmente mejor en base de producción local. El bisne en la generación de energía consistía hasta hace poco solo en la venta del carburante,  en su distribución y en telecomunicación desde rato se recuperó la inversión inicial en base de precios monopólicos.

Se despilfarró centenares de millones en la farsa de una industria de capacitación en lugar de crear empresas y asociaciones de empresas capaces. Se sembró una oferta parasitaria de micro-financiamiento, la que descapitaliza a los beneficiarios en lugar de capitalizarlos o a sus asociaciones. Se busca anualmente al micro-empresario y a la micro-empresaria más audaz -y los hay, sin la menor duda-, pero olvidándose que un mercado enano da espacio solamente para empresas enanas. La entrada a mercados internacionales grandes requiere de inicio de volúmenes, de logística y de inteligencia de mercados externos, que los micro-fabricantes solo formando carteles de exportación puedan alcanzar, produciendo organizados en parques industriales compartidos, donde hoy están los galerones de la maquilla. Para nuestros capitalistas románticos todas las alternativas posibles eran y son propuestas del mismo diablo, por su carácter supuestamente anti-mercado libre.

Por tanto, en lugar de avanzar, Nicaragua involucionó, regresando al modelo económico colonial de antes del algodón, a la agro-exportación tradicional para financiar el consumo parasitario de la ciudad al precio de devastar al país entero. 

domingo, 3 de octubre de 2010

Cornelio: Ilusión peligrosa

Hay quienes plantean que mejorando a la educación, tecnificando al campo más asistiendo a la pobreza extrema, en particular rural, se pueda encaminar un desarrollo de Nicaragua a más prosperidad. Sin negar el impacto de la educación para el empleo, de ciencias y tecnología para la productividad tanto en el campo como en la ciudad, ni la mayor concentración de la miseria en las zonas rurales, no obstante me parece un enfoque así de limitado como una ilusión peligrosa, pues apunta a remediar síntomas sin curar causas subyacentes.

Comenzamos con algunas preguntas introductorias: ¿se les paga a los labradores agrícolas emigrados a Costa Rica o El Salvador mejores recompensas que en Nicaragua, porque los agricultores allá tienen más compasión para con ellos? Obviamente no, sino que si no se pagara mejor que en Nicaragua, no vinieran, mas por la recompensa ofrecida resultó difícil a encontrar nacionales para las mismas faenas, pues tienen otras alternativas mejores para sus ingresos. Esto es así hasta para el diferencial salarial de Mac Donalds entre Costa Rica y Nicaragua, donde los precios de los productos y los costos de los insumos son casi idénticos, sin embargo Mac Donalds Costa Rica paga casi el triple de Nicaragua, de Mac Donalds EE.UU. ni hablar.

En la misma línea: ¿se le paga a una cortadora de café más por lata, cuando tenga primaria completa, a una trabajadora de Zona Franca más por pieza por tener la normal aprobada, o a una cajera bancaria más salario por tener Licenciatura en Banca y Finanzas? Obviamente tampoco no, pues en todos estos casos lo que define los pagos es la ley de oferta y demanda del mercado laboral. Aconsejado por el FMI se evita cualquier injerencia en ese mercado, fijando incrementos de salarios mínimos que no compensan a la inflación combinada con los efectos de la devaluación, y se mantiene otros salarios -como los de las maestras- lo más bajo posible para no crear demanda laboral alternativa, los sindicatos inexistentes respectivamente inoperantes ni a mencionar. Como resultado intencional de esas políticas, los salarios reales del sector privado están bajándose desde 1998, o sea ya por 12 años consecutivos. Los salarios públicos anda en receso desde que asumió el actual gobierno, lo cual ya se comprometió con el FMI a mantener esas políticas, con o sin bono solidario.

Ahora bien, solamente una minoría de la población económicamente activa se encuentra en relaciones laborales estables y formales, la abrumador mayoría está en la economía informal, donde la única forma de mejorar sus ingresos es que haya precios más altos para los productos y servicios en venta. En el sector informal rige la ley de oferta y demanda tan absolutamente que ni el gobierno ni otros tienen aún solo instrumentos para incidir o remediar.

Apartada la población ya mayoritariamente desvinculada del agro y botada al segmento informal en muchos núcleos de municipios aún rurales, los minifundistas del campo no tienen tampoco mayor suerte. Sus ingresos dependen de lo que el próximo nivel en la cadena esté dispuesto a pagarles, restando de esto el pago de principal e intereses muchas veces leoninos de una micro-financiera. Programas como el Bono Productivo solo ampliarán ese universo, marcando a la vez la capitulación y un retroceso en cuanto al verdadero reto de crear otras alternativas productivas fuera de lo informal en los núcleos urbanos.

Dos acontecimientos, que se repiten cada otro año, señalan causas: por un lado el alboroto por un incremento en menos que 25 centavos dólar la libra de frijol rojo, por el otro el clamor de los productores que el estado les suavice el golpe económico causado por la abundancia de leche en invierno. Las mayorías urbanas no tienen los ingresos para lidiar con un aumento aunque fuera solamente módico de los alimentos básicos, ni mucho menos para darse el lujo de un vaso de leche a diario, aunque fuera solamente para sus niños en edad escolar. Sin embargo la reducción del ingreso real de las poblaciones urbanas era precisamente el objetivo de las políticas de ajuste estructural ya mencionadas, sorprenderse por los resultados entonces, como algunos economistas-monetaristas, reza con hipocresía.

Al inicio la exportación de frijol a Centroamérica y ahora la importación de frijol de la agricultura industrial en Canadá y los EE.UU. para bajar los precios, muestran además claramente que los minifundistas no tendrán chance alguna para mejorar sus ingresos obteniendo mejores precios -por tanto se quedarán en la pobreza rozando la miseria, en la cual están ahora- mientras no hay mejor poder adquisitivo de las mayorías urbanas. Tampoco podrán competir con la agricultura industrial por su falta de economía de escala, peor el más probable efecto de una mayor producción constante -como lo mostraron el frijol y la leche en más que una oportunidad en el pasado- será un bajón en los precios, obteniendo ellos los mismos ingresos netos aún por mayor producción.

Las ganancias por exportación hacia mercados con mejor poder adquisitivo se quedarán, como en el presente, en los manos de unos pocos intermediarios, puesto que los productores mismos carecen de niveles de organización y asociación para asumir ellos mismos la exportación. Ese bajísimo nivel -mucho más bajo que en los países de mayor desarrollo, incluyendo muchos países de América Latina- se debe a una secuencia nefasta de primero el paternalismo bajo los Somoza, después el dirigismo en la década de los ochenta, seguida por la fobia del neo-liberalismo a arreglos extra-mercados y hoy el clientelismo partidario: todos comparten el horror a compartir poder e ingresos con otros actores económicos bien organizados, aunque aparentemente a ninguno le molestaba arreglarse con unos pocos actores pero de peso.

Con los primeros se tendría que negociar en forma transparente, con los últimos se puede pactar en el INCAE a puerta cerrada. Ningún gobierno de Nicaragua ni los pocos actores dominantes por tanto han promovido la asociación económica por medio de cooperativas con fuerte capital propio, tanto de inversión como de trabajo, para no complicarse la vida. Quizás por ésta razón cuando lo asumió el MAGFOR, le quitó cualquier elemento de cooperativismo al diseño original del Programa Hambre Cero.

Aquí entonces la primera propuesta concreta: formación y capitalización de cooperativas en el campo, transfiriéndoles -entre otros- los activos y personal remanentes de ENABAS más los fondos previstos para el Banco Produzcamos, así como partes sustanciales de los técnicos en planilla aún del MAGFOR con su respectivo financiamiento. Que sea el sector mismo organizándose que promueva su propio desarrollo, y no solo el estado ni solo el mercado, puesto que ambos han comprobado de sobra su falta de efectividad hasta su incapacidad total.

Falta analizar aún la necesaria transición de una agricultura de alimentos básicos, en gran medida basada en la destrucción inmisericorde del ambiente, a una agricultura de alimentos de marca así como la urgente transformación de las zonas urbanas, hogar de la mayoría, de una existencia parasitaria a una existencia productiva, transformación sin la cual nunca habrán ni un poder adquisitivo para pagar precios más elevados a los agro-productores ni una presión suficiente para que se aumente los salarios rurales miserables.