En 1978, hace un poco más que 30 años, la fuente principal de divisas para todos los países de Centroamérica eran sus exportaciones agrícolas tradicionales. Medidos en dólares fijados en su valor al año 2000, los ingresos en divisas variaban entre 1.8 mil millones de Guatemala como más alto y un poco más que mil millones de Nicaragua como el más bajo.
Para el año 2006 tanto cifras como composición habían variado dramáticamente: Guatemala obtuvo 7.3 mil millones, Costa Rica 6.4, seguidos por El Salvador con 5.6 y Honduras con 5.1, quedándose rezagado Nicaragua con un ingreso 1.7 mil millones de dólares. En relaciones más puntales, Costa Rica en 1978 obtuve 1.4 veces el ingreso de Nicaragua y El Salvador 1.2 veces, mientras en 2006 Costa Rica obtuvo 3.7 veces el ingreso de Nicaragua y El Salvador 3.3 veces.
Cabe señalar que al 2008 todos los países recibieron sustancialmente menos que en 1978 por sus agro-exportaciones, a pesar de que todos -salvo El Salvador y Nicaragua- expandieron el área dedicado a la producción y el volumen exportado, a tal grado los ingresos por agro-exportación de El Salvador se redujeron al 28% y al 42% para Nicaragua.
Sin embargo, detrás de las cifras se esconden estructuras económicas completamente diferentes. El aumento de los ingresos de Costa Rica se debe al incremento de las agro-exportaciones no-tradicionales, a la exportación de bienes y servicios vinculados con las Tecnologías de Información y Comunicación -sin ni quiera incluir la maquila de alto nivel, ya más que 850 millones de dólares- y al turismo desde de EE.UU., Canadá y Europa.
Elemento dominante para el incremento de los ingresos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua son las remesas familiares, a tal grado que hoy más que la mitad de los ingresos en divisas de El Salvador provienen de remesas y aún Nicaragua estuviera sin remesas casi al mismo nivel de ingresos en divisas como en en 1978 si no fuera por remesas. Consecuente, El Salvador sustituyó la moneda nacional por el dólar, siendo la banca y el comercio los segmentos más dinámicos de la economía.
Nicaragua entró algo tardío al negocio de exportar hombres y mujeres, del 1998 en adelante. Además Nicaragua contaba durante muchos años de ingresos adicionales en forma de las aportaciones netas de cooperación externa. Aún así hay un mini-efecto distorsionate similar al El Salvador en que la banca, el comercio y los servicios al interno constituyen los elementos más grandes y más dinámicos de la economía nacional.
Si aparatamos por un momento etiquetas ideológicas, las economías de CA-4 no supieron a convertir el crecimiento cuantitativo y cualitativo -en nivel de educación- de sus respectivas poblaciones en crecimiento productivo, mientras Costa Rica apostó precisamente a esta conversión, a tal grado que en promedio el aprovechamiento de la mano de obra en El Salvador nunca llegó a más que el 58% mientras por el otro lado Costa Rica para mantener su modelo hasta tuvo que importar mano de obra, en particular de Nicaragua.
Tanto CA-4 como Costa Rica tuvieron que lidiar con las presiones de la onda neo-liberal. Sarcástico, Costa Rica optó por exportar más bienes y servicios de mejor valor, los países de CA-4 optaron por exportar masivamente hombres y mujeres, donde aún en los países de mayor exportación hay una buena cantidad de no-exportables respectivamente una alta taza de devoluciones por inservibles, las que se convierten casi automáticamente en las conocidas maras.
Peor la situación de Nicaragua, si se toma en cuenta además que partiendo de unos 100 puntos como indicador en el 1997, la economía nicaragüense se había caído al 62 en 1990, manteniéndose en recuperación hasta el 2005. En ese año se alcanzó de nuevo 100 puntos, pero con una población más que el doble del 1997 -2.7 millones contra 5.9-, o sea un per-cápita a la mitad del 1977.
Aunque ciertamente la caída tiene que ver con embargo y guerra en los años 80, ya los economistas vinculados con la revolución había llegado antes a la conclusión, que el modelo de las agro-exportaciones tradicionales era insostenible. Por ésta razón se promueve en los primeros años proyectos como la Cruzada de Alfabetización y la fundación de la Universidad Nacional de Ingeniería, la construcción del complejo textil en base del algodón nacional en la Carretera Norte o el centro de mejoramiento genético del hato nacional en Chiltepe, el túnel de trasvase de la represa Santa Bárbara y la planta geotérmica de Momotombo, para mencionar algunos.
Todos, igual como los estudios de factibilidad de hidroeléctrica ya de los años 70, se fueron -me consta- a la gaveta ya en 1985/86, para no salir sino distorsionado de la misa hasta el hoy día, pues aún falta el consenso elemental como nación si queremos una economía, que exporta hombres y mujeres, o una, que exporta bienes y servicios más allá de la agro-exportación tradicional, de la maquila y del turismo regional, comprobadamente insuficientes.