La tasa neta de matrícula en educación primaria indica el grado de cobertura en este nivel educativo. Este indicador relaciona el número de niños matriculados en el rango de edades oficial con la población de este mismo rango. Esta es utilizada como un indicador de acceso a la educación primaria ya que una tasa neta igual a 100 por ciento significa que todos los niños en edad oficial de cursar el nivel educativo primario están matriculados en este nivel.
Como resultado de los esfuerzos realizados a lo largo de la última década por mejorar la inversión pública en educación, se ha logrado alcanzar una cobertura relativamente alta en el nivel primario de la educación. La tasa neta de matrícula primaria en 2010 ascendió al 87.3% de los niños en edad oficial de asistir a la primaria - desde un 74.7% en el año 2000 -.
Sin embargo, resulta preocupante el hecho de que la tasa neta de matrícula primaria se haya estancado en alrededor de un 87% desde 2006 – es decir, desde hace ya 5 años -, pese a la disminución en el número de niños en edad oficial de asistir a la enseñanza primaria que se está verificando como resultado de los cambios socio-demográficos en curso.
En efecto, con solo que la matricula en la enseñanza primaria hubiese permanecido constante, ello hubiese sido suficiente para que, ante la disminución en el número de niños en edad oficial de asistir a la enseñanza primaria, la tasa neta de matrícula primaria se hubiese incrementado.
Pero el prolongado estancamiento de la tasa neta de matrícula primaria refleja que esto no ha ocurrido, dado que la matricula total en la enseñanza primaria se ha estado reduciendo también, hasta el punto en que el número de alumnos matriculados en la enseñanza primaria en el año 2010 retrocedió al mismo nivel que había alcanzado en 2002.
Sin embargo, la matrícula es un requisito y condición indispensable, pero no nos dice nada sobre la permanencia de los niños y niñas en la enseñanza primaria, y si lograron completar o no el ciclo completo de la misma.
En efecto, el acceso al sistema educativo a través de la matricula no necesariamente asegura una adecuada progresión y conclusión del nivel de enseñanza primaria. Por esta razón, la principal meta contemplada en los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” en el campo educativo, vinculada a la universalización de la enseñanza primaria, no se refiere al acceso o a la cobertura de este nivel educativo, sino que reza así: “velar por que todos los niños y niñas puedan culminar el ciclo completo de la enseñanza primaria”.
Esta meta se refiere a elevar el porcentaje de niños matriculados en la enseñanza primaria que logra culminar el ciclo de la enseñanza primaria, el cual debería expandirse hasta alcanzar un 100% del total de niños matriculados.
Este punto no puede ser subestimado. El problema de la culminación de la enseñanza primaria es un problema sumamente grave en Nicaragua. En este nivel existen severos problemas de repitencia y de retención escolar, que conspiran contra la posibilidad de alcanzar la meta de que todos los niños y las niñas ¨puedan culminar el ciclo completo de la enseñanza primaria¨.
De acuerdo al MINED, la tasa de repetición en la educación primaria de Nicaragua se ha elevado en los últimos siete años, pasando del 5.3% en el 2000 al 10% en el 2005 y al 11% en 2008. Este aumento en la tasa de repetición muy posiblemente esté relacionado con la suspensión del sistema de promoción automática en 2002.
Un alumno que repite implica la necesidad de volver a sufragar los costos de su educación y, en ese sentido, el porcentaje de alumnos repetidores es un indicador directo de desperdicio de los recursos invertidos. Estos efectos han sido ampliamente documentados. En Nicaragua, en el año 2007 el costo de atención a los alumnos repetidores se elevó a US$ 13.9 Millones, monto equivalente al 82.9% de los recursos presupuestarios que ese año se asignaron al Programa de Educación Secundaria.
El porcentaje de repetidores en la educación primaria en Nicaragua uno de los más elevados en América Latina, sólo superado por Guatemala y Brasil, mientras Bolivia, otro país integrante de la Iniciativa HIPC, muestra unos de los niveles más reducidos.
Fuente: UNESCO 2009.
De nuevo, los niveles de repetición se encuentran estrechamente asociados con la pertenencia de los alumnos a diferentes estratos de ingreso familiar. Como puede apreciarse, las tasas de repetición de los niños de los hogares de menores ingresos son casi el doble que la de los niños provenientes de los hogares de menores ingresos. Las desigualdades sociales se traduce en, y se reproducen a través de, las desigualdades en los indicadores de desempeño educativo.
FUENTE: EN BASE A EMNV 2005
El hecho de que, como veremos, las tasas de supervivencia al sexto grado sean significativamente más bajas que las tasas de matrícula o acceso a la educación primaria, responde en gran medida a tasas de repetición relativamente elevadas en los primeros años de la educación primaria, que usualmente se traducen en deserción escolar.
Por su parte, la deserción constituye un factor clave expresado por las tasas de supervivencia escolar. Este fenómeno hace que niños y jóvenes de ambos sexos abandonen la escuela, frustrando sus posibilidades de completar exitosamente la educación formal, y por ende, de acceder a la educación superior u obtener mayores salarios en el mercado laboral, lo que, a su vez, compromete fuertemente las probabilidades de salir de situaciones de pobreza e indigencia.
En el caso de la deserción en educación primaria, ésta reduce las probabilidades de continuar avanzando a lo largo del sistema educativo. Por lo tanto, no sólo dificulta la meta de universalización de la educación primaria, sino también compromete el cumplimiento de la meta de expandir el acceso a la educación secundaria.
Con toda probabilidad, el drástico incremento de la deserción escolar que se verifico entre el año 2005 y el 2006 estuvo asociado con el hecho de que no fuese renovado el financiamiento de la denominada ¨red de protección social¨, la cual realizaba transferencias condicionadas a familias pobres y en extrema pobreza, para que estas enviaran a sus hijos de primero a cuarto grado a las escuelas..
Los altos niveles de deserción y repetición, que se traducen en tasas muy bajas de completamiento de la educación primaria, y en altos niveles de rezago escolar, están profundamente vinculados al patrón de elevada inequidad que caracteriza a nuestra sociedad. Los niños de familias pobres tienen actualmente una importante posibilidad de ingresar al sistema educativo, pero su probabilidad de completar el mismo está totalmente condicionada por la posición de la familia en términos de la distribución del ingreso.
Fuente: Reporte de Pobreza 2005, Banco Mundial
El gráfico anterior muestra la fuerte asociación entre las probabilidades de sobrevivencia escolar de los niños que acceden al sistema educativo de acuerdo a la posición de los hogares en que habitan en la distribución del ingreso por quintiles de hogares.
De acuerdo con esta estimación, al alcanzar el grado 5, la probabilidad de sobrevivencia de los niños pertenecientes al quintil más rico de los hogares es de alrededor del 95%, pero para los niños en el quintil más pobre esta probabilidad resulta menor al 50%. Para la transición del sexto al séptimo grado, la probabilidad de sobrevivencia para los niños en el quintil de mayores ingresos continúa alrededor del 90%%, mientras que para los niños del quintil más pobre se ha reducido a alrededor del 20%.
Para intentar acercarse a una medición de la medida en que la repetición y el abandono escolar afectan la eficiencia del sistema educativo en términos de su capacidad para retener a los alumnos en la enseñanza primaria hasta alcanzar el ultimo grado, y como un indicador de seguimiento del segundo Objetivo del Milenio, corresponde a la tasa de supervivencia al sexto grado.
La tasa de supervivencia al sexto grado de la primaria indica el porcentaje de una cohorte de niños matriculados en el primer grado del nivel primario en un año escolar dado, que logra alcanzar el sexto grado, sin repetir o desertar.
El propósito de este indicador es medir la eficacia interna de un sistema educativo en términos de su capacidad para asegurar que los entrantes al sistema logren alcanzar un grado académico dado. Si la meta establece que todos los niños deben terminar la primaria, es deseable que la tasa de supervivencia sea cercana al 100 por ciento, indicando un alto nivel de eficacia del sistema educativo[1]/.
En el año 2009, la tasa de sobrevivencia al sexto grado alcanzo un valor del 47.7%, lo cual significa que, de cada 1000 niños de una cohorte que se matriculo en el primer grado de primaria en 2003
Según cifras de la UNESCO, Nicaragua muestra el valor más bajo de la tasa de sobrevivencia al último grado de primaria en la región de América Latina y El Caribe. Para el año 2009, de acuerdo a cifras de UNESCO, se estimó que gran parte de los países de la región alcanzaban valores para este indicador por arriba del 90%, otros del 80% a 90%, algunos por encima del 70%, correspondiendo los valores más bajos a Guatemala, con un 64.8% seguida muy de lejos por Nicaragua, con un valor de apenas 47.7%, valor cercano a la mitad del promedio regional.
Comparando la tasa de supervivencia al último grado de Nicaragua con la de Honduras y Bolivia, otros países que junto con Nicaragua fueron integrantes de la Iniciativa HIPC, y que son tan pobres como Nicaragua, encontramos que, mientras en nuestro país sólo el 47.7% de los integrantes en una cohorte que se matriculo en primer grado lograron alcanzar el sexto grado, sin repetir o desertar, en Honduras lo hacia el 76.2% y en Bolivia el 83.7%.
Resulta verdaderamente preocupante la extremadamente baja eficiencia que muestra el sistema educativo nicaragüense, en términos de asegurar la permanencia y culminación de la educación primaria.
Sin embargo, resulta especialmente preocupante resulta el hecho de que los indicadores que sirven como “proxy” para evaluar la eficiencia del sistema educativo en términos de permanencia y culminación, tales como la tasa de sobrevivencia al último grado, registran valores inferiores, no sólo a los de países tan pobres como nuestro país, como es el caso de Bolivia, e incluso Honduras, sino también a los registrados por algunos de los países más pobres del planeta.
En efecto, la tasa de sobrevivencia al quinto grado de primaria de Nicaragua se acerca a la de Malawi, un país del África Subsahariana cuyo ingreso por habitante es casi un quinto del de Nicaragua.
Otro indicador utilizado para evaluar el grado en que los alumnos de primaria logran culminar este nivel educativo, está dado por la tasa de completamiento de primaria. La tasa de completamiento de la educación primaria es la proporción entre el número total de estudiantes que logran completar con éxito el último año de primaria en un año dado, y el número total de niños de la edad oficial de graduación en la población.
Nuevamente, Nicaragua ocupa el último lugar en la región, en términos del valor de este indicador. Lo que es más grave, el valor de este indicador es similar o está por debajo del alcanzado por el mismo en algunos de los países más pobres del planeta.
Como era de esperarse, la tasa de completamiento de primaria se encuentra también estrechamente asociada al status socio-económico de los hogares, y al patrón de elevada desigualdad en la distribución del ingreso en el seno de nuestra sociedad. Nuevamente puede apreciarse que las tasas de completamiento de primaria son poco menos de la mitad para el 20% más pobre de los hogares, que para el 20% de mayores ingresos.
FUENTE: SEDLAC
Finalmente, a efectos de medir de modo directo e insesgado la conclusión de la educación primaria se requiere verificar la proporción de personas de un determinado segmento de la población (grupo de edad, área de residencia, género, etc.) que ha logrado una escolaridad equivalente al menos a la duración de la educación primaria.
Este procedimiento obliga a calcular el indicador únicamente para la población que, dada su edad, ha tenido la oportunidad de culminar la educación primaria. Dado que la educación primaria típicamente requiere cursar 6 años de educación y se ingresa generalmente a los 6 o 7 años de edad, esta medición es posible para la población de al menos 15 años de edad.
FUENTE: SITEAL
Este procedimiento nos arroja, de nuevo, que Guatemala y Nicaragua ocupan los últimos lugares, en términos de la proporción de personas de 15 años que completo la educación primaria, con Nicaragua ubicándose en último lugar, con un 59.5% de la población. Al igual que antes, un número importante de países muestra valores para este indicador de 90% o más, otros entre 80% y 90%, algunos entre 70% y 80%, mientras solo Guatemala y Nicaragua alcanzan valores cercanos al 60%.
Este conjunto de resultados indican que, de no realizarse un esfuerzo muy considerable no sólo por ampliar el acceso, sino sobre todo la permanencia en el sistema educativo, nuestro país no lograría el objetivo de universalizar la conclusión de la educación primaria. En este sentido, el logro de la meta del milenio de universalizar la culminación de la educación primaria requeriría un significativo esfuerzo de política adicional.
Este considerable esfuerzo adicional es necesario, no solo para superar el enorme rezago comparativo de Nicaragua en materia de permanencia y culminación de la enseñanza primaria, sino porque el progreso se hace cada vez más difícil a medida que se avanza hacia la meta, ya que supone atender a segmentos de la población que presentan rasgos de marginación.
Esta obedece ya sea a su ubicación territorial (en zonas de difícil acceso) y/o a la pertenencia de los niños y niñas a estratos sociales que enfrentan dificultades mucho mayores para progresar en el nivel, lo que se traduce en elevadas tasas de deserción y repetición.
Esto exigirá llevar a cabo políticas especiales que promuevan y faciliten a los niños y niñas de estos segmentos no sólo el acceso, sino la permanencia en el sistema educativo.
Por otra parte, es preciso indicar que aunque se hayan logrado mejorías en los niveles de acceso a la educación primaria, esto no siempre ha estado acompañado porque dicho acceso sea a servicios de calidad equivalente. En efecto, el número de años de estudio no es la única fuente de desigualdades en la formación del capital educacional, igualmente importante y aun mas preocupante es la calidad de la educación a la que tienen acceso los jóvenes de los distintos estratos sociales y la creciente brecha en la calidad educativa si se comparan las escuelas públicas con las privadas.
Las tasas privadas de retorno de la educación se estiman intentando obtener una aproximación acerca de los beneficios o rendimientos privados que las personas obtienen a medida que adquieren mayores niveles de educación, bajo la forma de mayores ingresos. En el caso de Nicaragua, las estimaciones disponibles indican que también los rendimientos privados que obtienen las personas gracias al acceso a niveles progresivamente superiores de educación, están desigualmente distribuidos entre los trabajadores pertenecientes a diferentes quintiles de hogares, estratificados de acuerdo a su nivel de ingreso.
Fuente: Banco Mundial.
Como puede apreciarse, los trabajadores del quintil más pobre obtienen sistemáticamente un menor rendimiento marginal privado al alcanzar los mismos niveles educativos que los trabajadores del quintil más rico. En promedio, el quintil superior obtiene un rendimiento que es más de 3 puntos porcentuales superior al de menores ingresos. Esta diferencia se eleva a casi 12 puntos para la educación superior.
Esta diferencia en el rendimiento obtenido por los trabajadores de los distintos quintiles que alcanzan el mismo nivel educativo, sugieren diferencias sistemáticas en la calidad de la educación a la que tienen acceso. Un factor importante de considerar es que la más baja calidad educativa se registra en las escuelas donde asisten los alumnos de familias más pobres, que son precisamente quienes por su entorno socio-cultural necesitarían una educación de mejor calidad en la escuela.
Entre los años 2002 y 2008, el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), fundado en Ciudad de México en 1994, y coordinado por la OREALC/UNESCO realizo el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE). Este estudio midió y comparo el desempeño comparativo en matemáticas y lectura entre alumnos de tercero y sexto grado de los países de la región.
Como podría esperarse, Nicaragua se encuentra entre los países cuyo desempeño en ambos campos se encuentra por debajo del promedio regional.
Comparación de los resultados escolares en 3er grado de Primaria
El desempeño de los estudiantes se clasifico en cuatro niveles, desde el I al IV, y se incluyó un nivel para los estudiantes que no alcanzaban el nivel I. En el caso de Nicaragua, el 60% de los estudiantes alcanzo ya sea un nivel inferior a nivel I o de apenas el nivel I, contra un promedio regional de 43.13%. Por otra parte, Nicaragua alcanzo el menor porcentaje de alumnos que alcanzaron el nivel IV, después de Republica Dominicana.
En materia de lectura, Nicaragua, un 44.24% de los estudiantes de tercer grado alcanzaron un puntaje inferior a nivel I o el nivel I, por comparación al promedio regional de 32.22%. En este campo, Nicaragua también alcanzo uno de los porcentajes más bajos de alumnos en el nivel IV.
El cuadro descrito anteriormente muestra una situación del tipo de “trampa de pobreza” que afecta a los niños en los hogares que se localizan en los quintiles inferiores en la distribución del ingreso. Para estos niños existen obstáculos, que para muchos resultan con demasiada frecuencia insuperables, que les impiden obtener los niveles de desarrollo y capital humano compatibles con la superación de la situación de pobreza en que les ha tocado crecer.
Carencias múltiples, que van desde la desnutrición que impide un rendimiento educativo mínimo, hasta el hacinamiento y el bajo nivel educativo de los padres o jefes de hogar, pasando por la presión para que trabajen desde edades muy tempranas para allegar recursos y los crecientes costos privados de la educación para cada nivel educativo adicional, van a bloquear en los hechos el acceso real de los niños y jóvenes provenientes de hogares de bajos ingresos a la educación requerida para superar el umbral de pobreza.
[1] / Téngase en cuenta que las políticas nacionales sobre repetición afectan de modo importante la supervivencia; así países donde la promoción de grado está asociada a la edad o se da de modo “automático” tienden a mostrar mejores niveles de supervivencia en los que la repetición es un fenómeno más marcado.
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