Estimado Andrés,
como segunda parte de las reflexiones sobre Estado y Nación, quiero retomar un planteamiento tuyo, que por falta de un pensamiento político apropiado y propio, Nicaragua en particular como América Latina en lo general no lograron la transición del Estado Conquistador al Estado Nación como presentado en tu libro Entre el Estado Conquistador y el Estado Nación. Providencialismo, pensamiento político y estructuras de poder en el desarrollo histórico de Nicaragua (dicho a parte el mejor libro de la Historia de Nicaragua, que conozco).
Vos vinculas en este libro el Pragmatismo Resignado, que domina la sociedad –no solo la política- con una Cosmovisión Providencialista, la que a la vez se fundamenta en la Religión católica diciendo:
El pragmatismo resignado encuentra una de sus principales raíces en la cosmovisión providencialista reproducida por la Iglesia Católica desde la conquista. En términos generales, el providencialismo expresa una visión de la historia como un proceso gobernado por Dios, en concordancia con sus planes y propósitos.
El providencialismo es uno de los principales ejes doctrinales del cristianismo. A pesar de su persistencia, sin embargo, la teología cristiana se ha visto obligada –por la misma modernización de las sociedades más avanzadas del mundo— a matizar y problematizar las articulaciones discursivas de esta doctrina.
Así pues, algunas interpretaciones contemporáneas del providencialismo hacen referencia a Dios como una influencia histórica general y no como la fuerza que regula y administra el sentido, la forma y la naturaleza de cada uno de los hechos y las circunstancias que marcan el paso del tiempo. Para Peter C. Hodgson, Dios participa en la historia estableciendo “estructuras de prácticas ético-históricas dentro de las que participan individuos, comunidades e instituciones”.
La Iglesia Católica reproduce los elementos esenciales de su doctrina providencialista a través del lenguaje escrito y oral. Su discurso también incluye representaciones simbólicas, que expresan una visión del mundo como un espacio gobernado por Dios; y de la historia de los individuos y de las naciones, como procesos determinados por fuerzas sobrenaturales. Una de las más importantes de estas representaciones simbólicas la constituye la figura de los santos y las santas de la Iglesia.
Sin negar que el paradigma de la Conquista (y su corolario, la Resistencia) sigue dominando la dinámica social de Nicaragua –en todas las dimensiones, económico, social, psíquico, político-, me parece que a las alturas de la 1a década del siglo XXI ya no existe ése vinculo fuerte con una cosmovisión providencialista sino más bien hay una apreciación bastante realista hasta donde un individuo o un grupo de individuos sean capaces de cambiar la dinámica dominante en Nicaragua, comparable quizás con una apreciación similar de la capacidad de cambiar la lógica del mercado en otros países (¡ojo! estoy diciendo tácitamente que Nicaragua aún no se rige totalmente por una lógica de mercado).
En particular por el impacto de los medios de comunicación masiva, incluyendo la Internet, la gran mayoría de las/los Nicaragüenses ya no está convencida que su suerte personal esté definido en cada detalle por Dios, aunque si piensan que Nicaragua no tiene remedio. Como indicadores me valgo del ya constante 60% de las/los nicaragüenses, quienes expresan su deseo a emigrar en la primera oportunidad que se les presente, del igualmente constante 65% de las/los jóvenes, quienes prefieren haber nacido en otro país, y al fin del ya cerca al 20% de las/los nicaragüenses, que ya dieron el paso de emigrar para no volver, mas los cerca a 100 mil, que dan este paso cada año. Todos ellos, sea solo en pensamiento sea ya en acciones, están convencidos que puedan cambiar su situación por iniciativa propia y sino para ellos mismos, entonces al menos para sus hijos. (Yo tengo por lado de mi esposa al menos 10 parientes, que emigraron a Costa Rica para garantizar una mejor educación para sus hijos. Dos hijos míos igual se fueron a Alemania a estudiar para obtener en menor tiempo una mejor preparación académica que en cualquier universidad nicaragüense).
Ciertamente la religión católica –en particular su matiz anti-racional como prevaleciente en América Latina- ha contribuido a crear la Sociedad de Conquista y Resistencia, como la ética protestante ha contribuido a la formación de una Sociedad Capitalista (vea Weber). No obstante, como en la última los valores éticos religiosos se han secularizado y economizado a tal grado que ya no exista ése vinculo, me atrevo a sospechar que los valores o principios de la Sociedad de Conquista y Resistencia ya no tengan ése vinculo religioso tampoco sino se han transformado en valores y principios secularizados de interacción socio-económica a tal grado que el problema principal está en la concordancia entre la economía real de Nicaragua y dichos valores –o sea las personas actúan como actúan pues resulta racional en una economía a la nica- dejando como alternativa –como ya dicho arriba- solamente la emigración. De paso, me resulta difícil encontrar razones éticas convincentes ni valores transcendentales para quedarse en Nicaragua si hay la opción de emigrar.
Llevado al punto: una propuesta puramente ideológica –es decir solamente de valores y principios-, la que no incluye –y en forma muy concreta- qué, cómo y para quién producir –o sea la parte económica- no va a convencer a nadie ni mucho menos va a funcionar, como tampoco una propuesta concentrándose solamente en una distribución más justa, pues ninguna distribución lo más justa que sea elimina –de ejemplo- los hechos que ya México invierta por alumno en educación pública al año más que el equivalente al per cápita anual del producto interno bruto de Nicaragua o que Costa Rica pague a los padres nicaragüense –inmigrantes legales o no- un subsidio anual para que manden sus hijos a la escuela, subsidio más alto que el gasto total anual por alumno del MINED.
Para cerrar el círculo con el Estado Nación, me parece que la secuencia en su rigurosidad por primera vez planteado por Lenin en ausencia de una dinámica propia de desarrollo, primero tomar el poder como ha lugar y después desde ahí –del estado- impulsar el desarrollo productivo no solo ha fracasado sino –incluyendo Nicaragua- el intento ha costado –medido en términos de los resultados- mas vidas humanas sacrificadas que el capitalismo salvaje; puesto a parte tal intento tenía tanto que ver con los textos y teorías de Marx como el Derecho Canónico con la Biblia: muy poco.
Sostengo pues que la fijación de la Izquierda Latina en el role del estado –vea de ejemplo ¿Volver al futuro? Estado y mercado en América Latina – nace de una apreciación del estado fuertemente influenciada tanto por el antecedente del Estado Conquistador –aquel, que asignaba tierras, licencias, permisos y por tanto riquezas- como de una asimilación superficial del estado napoleónico, apreciación la que a la vez deliberadamente ignoraba el papel jugado por la Sociedad Civil institucionalizada en el desarrollo de Europa Occidental, los Estados Unidos y Canadá. O sea se comparó lo que se pensaba similar sin percatarse que la ausencia de un homólogo local de una Sociedad Civil institucionalizada –por esto su papel se escapó- era y es parte esencial del problema.
Si estoy en lo cierto, entonces el esfuerzo no solo intelectual debería concentrarse en cómo lograr que la Sociedad Civil se institucionalice, obviamente algo diferente a la ONGización, la que se limita a la abogacía y prestación de servicios a los menos favorecidos sin –hasta el momento- haber contribuido mucho a la organización propia y autóctona de los mismos, sin olvidar tampoco que los niveles y la calidad de organización empresarial, profesional y sindical en Nicaragua son patéticos. O sea estoy convencido que sin Sociedad Civil institucionalizada no habrá Estado Nación nunca, por tanto le doy a la primera prioridad sobre el segundo.
Hasta aquí por el momento
Cordialmente
Cornelio
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