Para poder debatir con un mínimo de seriedad la viabilidad financiera del Programa de Pensiones del INSS, uno debe referirse a la evolución de las variables fundamentales que la determinan.
Bajo un sistema financiero de reparto, dicha viabilidad depende de la evolución de la relación cotizantes activos/pensionados, de la relación pensión promedio/salario promedio de los cotizantes, y de la prima o tasa de cotización.
En 2011 hubo alrededor de seis cotizantes activos por pensionado, y la pensión promedio representó alrededor del 53 por ciento del salario medio de los cotizantes.
Dado que la tasa de cotización que equilibra ingresos y egresos es igual a la relación entre el número de cotizantes activos y los pensionados (que fue de seis), dividida entre la relación entre la pensión promedio y el salario promedio (que fue del 53 por ciento), en 2011 la tasa de cotización del 11 por ciento estaba en un punto en que aseguraba de manera aproximada el equilibrio financiero del Programa IVM.
Sin embargo, las proyecciones muestran que este equilibrio no se mantendrá en los próximos años, y menos aún en las próximas décadas.
Todas las proyecciones demográficas (Buró del Censo de los EE. UU., Celade de la Cepal, Banco Mundial) apuntan a que la relación personas económicamente activas/adultos mayores se va a deteriorar con rapidez. Esto se debe a la velocidad del proceso de envejecimiento en nuestros países, que está ocurriendo tres veces más rápido que lo que tomó en los países desarrollados.
Si uno analiza las proyecciones de población por grupos de edad, encuentra que en la próxima década la población de adultos mayores aumentará en 57.3 por ciento, mientras que la población en edad activa solo crecerá en 18.5 por ciento.
Esto significa que las cohortes de cotizantes más antiguas estarán llegando por oleadas, una tras otra, a la edad de jubilación. Cada cohorte de jubilados será más grande que la anterior, debido a que nacieron en períodos en que la tasa de crecimiento poblacional se estaba acelerando.
Pero además, el número de adultos mayores aumentará debido a que la expectativa de vida de cada cohorte ha venido aumentando de manera sistemática.
De manera que, aunque todavía la población es predominantemente joven, el proceso de envejecimiento ya está en marcha, y en las próximas dos décadas cobrará plena fuerza y el número de pensionados por cotizante activo estará creciendo con mayor rapidez todavía.
Por otra parte, la relación pensión promedio a salario promedio ha pasado del 27 por ciento en 1994 al 34 por ciento en el 2000; al 40.5 por ciento en el 2005 y al 53 por ciento en el 2011, lo cual obedece a que la pensión promedio ha venido creciendo mucho más rápido que el salario promedio de los cotizantes activos. Esta tendencia se mantuvo en 2012.
Esto se debe, en buena medida, a que la Ley establece que el INSS debe asegurar una pensión equivalente al salario mínimo a aquellos cotizantes para quienes la fórmula de cálculo que se aplica para determinar el monto de la prestación a recibir, arroja una pensión inferior al salario mínimo.
Dado que el número de pensionados en esta situación corresponde a poco menos de dos tercios del total, la pensión promedio en la práctica se ha indexado al salario mínimo, el cual, a su vez, ha aumentado a un ritmo mucho más rápido que el salario promedio de los cotizantes.
Si usted le mete números a estas tendencias, encontrará que hay un problema muy serio con la viabilidad financiera del Programa IVM del INSS. En los próximos años aparecerán déficit cada vez más grandes, lo cual significa que el Programa IVM ya no será capaz de cubrir los pagos de pensiones con sus ingresos por cotización más los ingresos por intereses.
Este es el resultado básico al cual han arribado todas las valuaciones actuariales que se han hecho en 2004, 2006, 2008 y 2010, independientemente de quién las haya hecho.
Por otra parte, en lo que se refiere a las reservas, el INSS comenzó a acumular superávit globales a partir de que se aumentó la tasa de cotización del 5.5 por ciento al 10 por ciento en el 2000. A partir de allí, según el Anuario 2011 del INSS, las reservas acumuladas pasaron de unos 5,000 millones de córdobas en 2006 a 13,617 millones en 2011.
De acuerdo con dicho anuario, los ingresos por inversiones explican actualmente parte importante de los superávit globales del INSS, lo que significa que, sin ellos, dichos superávit serían menos de la mitad de lo que son.
Sin embargo, debido a la magnitud (creciente) de dichos déficits, una parte cada vez mayor de las reservas se van a tener que utilizar para cubrirlos y eventualmente se agotarán (alrededor de 2021 según las últimas proyecciones).
Desde este punto de vista, las medidas indispensables para mejorar la transparencia, gestión y la liquidez del Programa, incluyendo el pago de la deuda del Estado con el INSS, pueden alargar la vida del mismo por algunos años más. Pero no resuelven, ni de lejos, el problema de fondo.
Esto indica que el problema no es de liquidez, sino que a la larga es de solvencia... a menos que se cambien no solo algunos parámetros, sino lo fundamental: el tipo de empleo que se crea período tras período en Nicaragua.
La Prensa 5 de Febrero 2013 http://www.laprensa.com.ni/2013/02/05/activos/133382--posible-discutir-serio-reformas
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