lunes, 5 de abril de 2010

Cornelio: Cambiar la Cultura de Rapiña por un Desarrollo Sostenible

Un texto sobre la propuesta de la Coordinadora Civil del año pasado (2009):  Una propuesta a la Nación para cambiar el Rumbo del País.

Esto es el trasfondo de la “Propuesta a la Nación para cambiar el Rumbo del País”, presentada por la Coordinadora Civil, señalando que el rumbo actual lo llevará al abismo sin retorno dentro de menos que dos generaciones. Se trata de un análisis de las condiciones concretas y sus futuras tendencias específicas para Nicaragua: la desertificación como consecuencia de una deforestación acelerada empujada por un modelo de agricultura insostenible combinado con los efectos de la recomposición de la estructura por edades de la población como consecuencia de la transición demográfica acelerada. Si el país sigue por el mismo rumbo de ya quinientos años solo por una década más, para el año 2050 Nicaragua será un país desértico con pobladores incapaces a ni quiera alimentarse a si mismo, menos a centenares de miles de ancianos.

Admito, cuesta a aceptar semejante perspectiva como posible mas altamente probable, si no hay cambios drásticos. Sin embargo hay un antecedente histórico: el colapso de la población indígena Nicaragüense entre 1522 y 1548, donde en menos que 3 décadas la población se redujo al 10% de su nivel original para recuperarse sino hasta finales del siglo XIX, un trauma aún presente en el subconsciente colectivo. Hace algunos años estudios detallados en base de los registros conservados en el Archivo de las Indias revelaron que el colapso con muy alta probabilidad se debía al colapso de la agricultura indígena, sustituida por los conquistadores en el “Sistema de Encomiendas” por una agricultura como ellos la conocían de sus regiones de origen Castilla-La Mancha y Extremadura.

La propuesta retoma el hilo de los necesarios cambios de fondo, donde después del capítulo de introducción lo perdió el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno Bolaños en una proyectitis con muchos indicadores de fondo irrelevantes pero muy apetecidos por los actores de cooperación externa.

La propuesta complementa el escenario del agotamiento de recursos naturales por el análisis de la transición demográfica: ha habido una rápida reducción de hijos por pareja mientras al mismo tiempo se aumentaron los chances de sobrevivir la niñez con tal que ahora entremos a una fase de transición con muchos jóvenes adultos, menos niños y aún pocos ancianos para tener después una nueva carga creciente de ancianos. Se puede aprovechar ésta fase para construir una otra Nicaragua, siempre y cuando haya la calificación educativa y laboral requerida.

Para el actuar público se propone un “consenso de gobernabilidad” en base de los derechos concretos contenidos en los pactos internacionales sobre Derechos Humanos, todos firmados y ratificados por Nicaragua y por tanto -de prima a primera- ya reconocidos como válidos por todos los actores internos y externos.

La propuesta traduce este reconocimiento en la imperante necesidad de recuperar y fortalecer la institucionalidad democrática del país, incluyendo la transparencia de las elecciones y la participación ciudadana amplia en el marco de la ley, logros que les costaron a generaciones lucha, sacrificios hasta la vida.

Paso seguido se plantea la necesidad de reorientar el desarrollo agropecuario-silvestre del país hacia una producción más intensiva y menos extensiva, donde debería llamar la atención que Nicaragua con las mejores condiciones en la región no obstante ha tenido el peor desempeño, o sea la riqueza natural ha sido hasta ahora más una maldición que una bendición.

Para esta reorientación no bastan programas asistencialistas aislados, tan elogiados por sus efectos superficiales rápidos, ni una ampliación del modelo agroexportadora tradicional, sino se requiere de un nuevo meta-modelo diferente del crecimiento económico basado en una mayor vinculación e interacción de los diversos sectores productivos de la economía nacional, creando círculos virtuosos de retroalimentación en lugar de las islas actuales con sus burbujas transitorias.

Este crecimiento hacia adentro creará nuevas oportunidades de trabajo sostenibles a largo plazo, pero se requiere de un esfuerzo extraordinario de todos los actores -mucho más allá de alfabetización y educación primaria para todos- para proporcionarles a las generaciones entre 0 y 30 años -el 80% de la fuerza laboral futura del 2050- la educación y la preparación laboral indispensable.

La visión estratégica a largo plazo viene acompañada por acciones a corto plazo como primeros pasos, tomando en cuenta en particular la actual crisis económica mundial. Para lograr a financiar los objetivos planteados, se hace propuestas concretas como mejorar efectividad, eficiencia y transparencia en el manejo de la cooperación externa.

Cegados por las ansias de primero apropiarse desde del poder para supuestamente distribuir al menos un poco después -la justificación clásica de toda rapiña-, los partidarios del gobierno actual no supieron más allá de garrotes y piedras con qué responder a la propuesta de la Coordinadora Civil. Desafortunadamente también a medios y otros actores el alboroto les llamó más la atención que el contenido mismo de la propuesta: la ruptura con los esquemas tradicionales; dizque la revolución pacífica,

Ojalá que todos al fin se tomen el tiempo para leer las apenas 51 paginas de la propuesta, para rebatir donde sea necesario, mejorar donde sea conveniente y al fin implementar conjuntamente y en consenso, a no ser que se esté ya alistando las maletas para emigrar para que al menos los hijos tengan otro futuro mejor en otro país o se apueste a la supervivencia “a la guatemalteca” es decir casonas y oficinas tipo fortaleza en repartos amurallados y salidas solo en convoy con los guardaespaldas

Cornelio Hopmann
PS: no tengo vínculos con la Coordinadora Civil

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