Estimado Andrés,
una vez más presentas una interpretación de nuestra crisis Cultura y dictadura enfocándote en Providencialismo y Pragmatismo resignado como características culturales dominantes y aunque reconoces que estas debilidades son, al mismo tiempo, causa y reflejo de nuestra pobreza material, acto seguido dejas al lado la economía y recomiendas como caminos a la solución puros actos de concientización, los que –a mi humilde criterio- no van a surtir efecto ninguno si no se cambia a la vez el modelo económico.
Enfocándonos en la economía del presente, a gran medida el individuo tiene entre poca hasta ninguna chance de mejorar su situación económica tanto individual como familiar si no es a través de un pegue con alguien. Para subrayar: la educación ha dejado de ser un camino (vea Nicaragua no necesita a más y mejor educados), la agricultura tradicional dejó de serlo hace rato (vea ¿Exportar bienes y servicios u hombres y mujeres?) y dentro de la economía de baja intensidad dominante –donde se puede tener más solamente a cuenta de quitárselo al vecino- la dictadura de baja intensidad es como un gemelo (vea Los gemelos “Economía de baja intensidad” y “Estado de prebendas”).
Antes de continuar con el presente, quiero recordarte que el ambiente económico del nacimiento y desarrollo pre-insurreccional del Frente Sandinista era otro: durante largos tiempos Nicaragua tenía las tazas de crecimiento económico más altas de Centroamérica y se dice que ahí por los años 50, 60 aún vinieron los Hondureños, Salvadoreños y Ticos para trabajar en las cosechas de Nicaragua. O sea de cierta forma el estímulo para los Sandinistas no fue la miseria como tal sino la desigual distribución de los beneficios del crecimiento económico, dejando a unos –la mayoría- detrás y elevando a otros a opulencias nunca antes vistas.
No obstante el inicio de la insurrección final coincide con el colapso del modelo agroexportador tradicional, hecho de lo cual algunos de los economistas sandinistas estaban bien conscientes. O sea el reto planteado no era solamente cambiar la distribución de la riqueza sino cambiar la base material misma para la prosperidad.
Todas estas intenciones fueron engavetadas en 1985 .. y en la gaveta se quedaron hasta hoy día, pues se debitó el escalabro económico solamente al mal manejo en la década de las 80 más guerra y bloqueo olvidándose por completo de las causas estructurales propias para el colapso del modelo de agroexportador tradicional, a tal que del Gobierno de Doña Violeta en adelante –hasta hoy día- el principal enfoque de los gobiernos ha sido intentar a resucitar a ese cadáver, sin éxito por supuesto (desde los Polos de Desarrollo Agropecuario de DV pasando por Nicaragua volverá a ser el granero de CA de AA y el programa Libra por Libra de DE para llegar a Hambre Zero y el revivido sueño de Somoza Debayle de irrigar Nicaragua usando el Cocibolca .. para producir alimentos ahora como proyecto ortegista).
Al momento Nicaragua está sin modelo de qué y cómo producir, ni quiera hay un debate al respeto (vea El debate que no hay – la Nicaragua económicamente viable). La propuesta de la Coordinadora Civil (vea Cambiar la Cultura de Rapiña por un Desarrollo Sostenible) no ha sido ampliamente divulgada ni por ella misma, de los medios ni hablar. Entonces hay –para decirlo así- consenso tácito que no hay ni habrá alternativas .. y la alternativa actual inevitablemente produce la cultura que produce.
Ahora bien, como puedas ver, el providencialismo para alguien, que decida a no emigrar, no es tanto una imaginación subjetiva sino corresponde a una realidad efectiva y objetiva a tal que el pragmatismo resignado sea la respuesta en esas circunstancias mas adecuada. Llegar con Marx a secularizar este dependencia, en cuanto se reconoce que el conjunto de las condiciones objetivas, aun que más allá del alcance individual, no obstante son resultado de la dinámica colectiva y por tanto hechas por los hombres (y las mujeres), no Dios, requiere de un esfuerzo muy grande pues implica identificar en la actuación social propia aquellos elementos inducidos hasta impuestos por las circunstancias vividas. O sea en lugar de predicar un sentido reflexivo de la política, las Universidades debería implementar talleres de análisis reflexiva del comportamiento propio: ¿Hasta donde mi comportamiento personal es un reflejo a las circunstancias, que me han visto crecer? ¿hasta donde las circunstancias actuales son producto de mi comportamiento?
En este contexto, permítame añadir un elemento a la cultura heroica de los nicaragüenses, que no mencionas: sus efectos represivos en el sentido del psicoanálisis. La división maniquea entre los que procuran sus intereses personales –las personas comunes y corrientes- y los que desinteresados se sacrifican por el bien común -los héroes- impide cualquier negociación abierta y racional de intereses con el objetivo de encontrar arreglos y balances. Consecuentemente lo sucio suprimido se busca sus cauces, pero tienen que ser cauces ocultos y en secreto.
El resultado en la política es una paradoja: como nadie en la esfera política se atreve a aparecer abiertamente como representante concreto de intereses concretos –aunque de todas formas todos lo son-, a la vez nadie se sienta representado por algún político y por tanto por la política en lo general, peor la política misma pierde totalmente su razón de ser como el arte de concertar intereses encontrados. Cabe señalar que este mismo fenómeno se observa en Nicaragua no solamente en la esfera política propiamente dicha sino por igual en todas las organizaciones e instituciones: desde ONG, sindicatos y Cámaras hasta instituciones como las Universidades: lo menos que la conducta establecida permite externar intereses propios, lo más abundan intrigas, y conspiraciones más los respectivos cuechos.
Hasta aquí por el momento
Cordialmente
Cornelio
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