Una Cultura de Memoria derrumbaría a la Familia Paternalista como imaginario para organizar toda la sociedad. Por eso no se la promueve.
NADIE salió de la guerra de los 80 victorioso. Pero un perdedor como Pater Familia tampoco podría sostenerse por largo tiempo.
El psicoanalista Alexander Mitscherlich analizó 1963 "En el camino a la sociedad sin padre" la interrelación entre subordinación paternal y traumas de guerra.
La guerra llevada por conscriptos y con miles de víctimas civiles aniquila la idílica idea de la Familia Paternalista como cuna de la ética.
¿Qué queda de la autoridad ética de la Familia Paternalista, si el estado se atribuye el derecho absoluto de decidir y obligar por cuáles valores [éticos] se deba matar y morir? NADA.
Por esto sostengo que el FSLN pasó por un Horizonte de Eventos al imponer el Servicio Militar obligatorio: no hay vuelta atrás ni escape.
Aunque hay aún 24% supervivientes del anterior, el otro 76% de Nicaragua ya vive en un eón diferente sin la autoridad paternal como LA referencia ética.
Sin embargo el colapso de la Familia Paternalista no es solamente un fenómeno político-social sino también psicosocial [y económico].
El subconsciente de los supervivientes del eón anterior intuye su responsabilidad de que Nicaragua saliera del mismo pero no lo quiere como culpa.
De ahí la resistencia de los supervivientes: cuando hay actos colectivos de memoria o referencias se procura a limitarlos a “antes del SMP”. Se recuerda anualmente la CNA pero NO el SMP.
Una Cultura de Memoria lo dejaría al desnudo, por tanto desde arriba se intenta prevenirla por un culto a las victorias, y si fuera solo para ganar la guerra ex-post al menos en el campo ético.
Sin embargo para el otro 76% construir una Cultura de Memoria es como tomar conciencia de vivir en este otro eón, eso es o sentar las bases para una nueva ética o perderse en ambigüedades arbitrarias para siempre.