lunes, 15 de noviembre de 2010

Cornelio: Diferentes tradiciones legales - ¿mapas o narrativas?

En el intercambio de argumentos, tanto oficiales como en los medios o la Internet, sobre el conflicto limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua salen a la luz tradiciones jurídicas fundamentalmente diferentes, las que por pasar al parecer desapercibidas en su diferencia por los actores mismos, quizás hasta complican un posible entendimiento.

En la tradición jurídica nicaragüense -como en la mayoría de los países de América Latina- vale lo que dice la escritura en su descripción por el texto y el mapa o el plano catastral figuran solamente como un adendum explicativo pero sin valor jurídico constitutivo, donde en el caso de conflicto la escritura prevalece sobre el mapa o el plano catastral.

En la tradición de Europa occidental, comenzando con Francia, Alemania, Austria y Gran Bretaña a finales del siglo XVIII pero extendiéndose a los Estados Unidos y Canadá en el siglo XIX, el mapa o plano catastral prevalece sobre lo que dice el texto descriptivo, siempre y cuando éste mapa fuera levantado por un topógrafo o geómetro con licencia pública, a los cuales las respectivas leyes les dan un rango y obligaciones similares a los de un notario público, o sea el topógrafo se vuelve un oficio legal y no solamente técnico. En estos países los mapas oficiales tienen rango de ley-decreto, es decir son de ineludible observación y cumplimiento por todos.

La implementación de mapas oficiales y de planos catastrales en base de mediciones exactas se inicia con las técnicas de triangulación y el teodolito y sus antecesores como instrumentos de medición a finales del siglo XVIII, tomando la delantera los levantamientos cartográficos-catastrales completos en Austria, Francia, Gran Bretaña, el Reino de Hanover y Prusia.

En Prusia ya había antes un sistema catastral en base de planos catastrales, cuyos puntos de referencia en el terreno se marcaron por mojones de granito de un metro de largo y 10 centímetros de ancho, metidos a tierra en las esquinas de las parcelas. Se castigaba la movida o la desaparición de estos mojones con la pena de muerte. En forma similar, aunque no tan drástica, se castigaba después, con años de cárcel en todos los países mencionados la movida o destrucción de los puntos de referencia para la triangulación. Después de que Gauss mejoró los métodos de cálculo y de enlace para mapas topográficos y planos catastrales, y respaldado por leyes y reglamentos para el trabajo de los topógrafos, de nuevo con sanciones penales severas, mapas y planos desplazaron a la escritura en cuanto a la descripción física de terrenos.

Los Estados Unidos inician su sistema de mapas y planos ya con una resolución del Congreso Continental de 1785 y subsiguientemente lo expanden a todos los estados o antes a los territorios admitidos a la Unión, respetando en algunas partes -en particular los anteriores territorios españoles- sistemáticas anteriores, pero siempre desplazando narrativas por mapas y planos.

No obstante cuando el General Alexander viene a Nicaragua para precisar en el terreno el Laudo Cleveland, también en los EU mapas y planos ya habían desplazado por completo a las descripciones textuales, tal que él hace levantamientos topográficos similares a los ya acostumbrado allá.  Consecuentemente el Laudo número uno toma como base un mapa, a lo cual el texto se refiere más que una vez, y ese mapa es parte integral del Laudo y no -como fuera en la tradición nicaragüense- solo un adendum ilustrativo.

En Nicaragua Maximiliano von Sonnenstern, ingeniero civil y topógrafo alemán, produce a finales del siglo XIX el primer mapa topográfico de Nicaragua. No obstante hasta hoy día ese proceso, incluyendo el enlace entre mapas topográficos o planos catastrales y registro público aún no ha terminado. Consecuentemente, en la Nicaragua del siglo XXI sigue prevaleciendo la narrativa de la escritura sobre el mapa respectivamente plano, a los cuales se les da valor solamente explicativo. Hay aún en Nicaragua lo que se llama “corrección de medida”, un proceso técnico-jurídico por lo cual se adapta el mapa respectivamente el plano a la narrativa de la escritura, algo a 100% inconcebible en países, donde mapas y planos han sustituido las narrativas.

Toda esa diferencia se quedaría en pura curiosidad, si no fuera que en la disputa actual esa diferencia se hubiese vuelto fundamental. Nicaragua basa su posición en las narrativas del tratado Cañas-Jerez, del Laudo Cleveland y de los Laudos Alexander, que interpretan en forma taxativa el tratado. Costa Rica respeta igualmente las narrativas pero sostiene su interpretación diferente en el mapa del mismo Laudo I de Alexander así como los mapas oficiales de ambos países desde 1900 a la fecha, incluidos los dos mapas remitidos por ambos países a la Corte Internacional de La Haya como documentación en el proceso concluido el año pasado. Estos mapas no muestran ninguna diferencia sustancial, en particular no hay ninguna diferencia en cuanto al pedazo de pantano en disputa: según estos mapas éste pedazo sería de Costa Rica.

Obviamente en los países más desarrollados en geodesia y catastro, se ha venido apreciando el conflicto entre Costa Rica en base de su respectiva tradición legal, tal que lo que dicen los mapas les vale más que cualquier narrativa. De ejemplo concretó, Google cambió su mapa del área en disputa usando material cartográfico detallado proporcionado por el Departamento de Estado de los EU. Quizás ahí esté también el trasfondo de la votación en la OEA y no tanto en la falta de trabajo mediático.

Me permito la sospecha, que la mayoría de los jueces de la Corte de La Haya -dada la practica y tradición legal por ya más que 150 años en sus respectivos países de origen- se vaya a inclinar en esa dirección de valoración, si acaso se presenta el caso, y dudo que se dejen convencer por Nicaragua para retroceder, para ellos,  a prácticas y tradiciones del siglo XVIII en cuanto al peso legal de narrativas contra el peso legal de los mapas, aunque eso sea todavía la tradición legal vigente en Nicaragua.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Cornelio: Un cuarto de siglo “Ingeniería de Software” en Nicaragua

Hace hoy ya un cuatro de siglo, un 7 de Noviembre del 1985, se inauguró en la Universidad Nacional de Ingeniería el Taller de Computación  "Jorge Bolívar Campos", nombrado por un muchacho ya inscrito en la UNI pero caído en Marzo del mismo año en los combates contra ARDE -liderada por Edén Pastora- ahí mismo en las riberas del Río San Juan, donde hoy Costa Rica reclama como suyo lo que, según Nicaragua, el laudo Cleveland y sus anexos le dieron hace más que un siglo atrás. Ese Taller constituía el primer laboratorio propio de la UNI, en un edificio en lo demás aún en ruinas. Era un aporte módico de profesionales en computación de Alemania, Gran Bretaña y Suiza al desarrollo de las Ingenierías en Nicaragua.

De la izquierda a la derecha: Taller UNI 1985La secretaria de turno nocturno, Doña Estela, Raquel Rodríguez, Leyín Gonzales, Imara País, Álvaro Calero estudiantes del 4 año nocturno y de día docentes de Introducción a la Computación en otras carreras, la secretaria del vespertino y yo; quien era el director de la Escuela de Ingeniería en Computación.

Una semana después se presentó el reformado Plan de Estudios para la Ingeniería en Computación con la intención de reabrir la carrera, la misma que el Consejo Nacional de Educación Superior CNES ya había cerrado para abrir una Licenciatura en Ciencias de la Computación en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Para diferenciarse de esta última, el nuevo plan se enfocaba por un lado más en las aplicaciones productivas de la computación y menos en usos financieros-administrativos, que eran los únicos usos conocidos en Nicaragua en aquel tiempo, y también, para justificar su existencia en la UNI, en la Ingeniería de Software, un término aquel entonces completamente desconocido en Nicaragua. Se tuvo que re-escribir varias veces la introducción del nuevo plan, puesto que -según CNES- éste tenía una visión demasiado futurista y optimista en un momento, en lo cual -según de nuevo el CNES- el país debería concentrar todo su esfuerzo primero en sobrevivir al ataque que la revolución sufría por los EU y no andar tanto en sueños.

Con el limitado equipo donado, se inicia ya en 1987 la enseñanza de Unix, Bases de Datos Relacionales, y el lenguaje de programación C, usando una PC con 1 MB de memoria y 20 MB de disco duro, cuando aún en 1988 la UCR de Costa Rica andaba en equipos Mainframe IBM, DB-2, y COBOL y RPG como lenguajes de programación. La UNI se conecta en 1988 a UUNET –aquel entonces el nodo central para e-mail del mundo académico-tecnológico- y tramita a finales de este año el dominio nacional (.ni) en la Internet como 4to dominio de América Latina, siendo la contraparte el DDNMIL, una instancia del Departamento de Defensa DoD de los EU. Costa Rica se conecta en 1989 a BITNET, la red de la IBM, y obtiene su dominio Internet no hasta el 1990.

Instruido por docentes de Alemania, Argentina, Cuba, Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Suiza y la Unión Soviética, todos al menos de nivel maestría y con años de experiencia profesional y en investigación, el joven equipo de la UNI pasa su prueba de fuego en 1989, montando en el tiempo record de 4 meses el primer padrón electoral electrónico de Nicaragua, usando equipos donados por Alemania Federal y España. Se dispone del Centro de Computo más grande del país y los listados producidos en la UNI resultan cruciales para garantizar una participación amplia y masiva en las elecciones transparentes de 1990.

Hoy, 25 años después de ambos acontecimientos, quizás valga la pregunta: se alcanzó, al menos en algo, cumplir con los objetivos principales planteados en aquel entonces, como era crear una Ingeniería en Computación capaz a empujar el uso de la computadora en quehaceres productivos, desde el agro, pasando por la construcción y la fabrica para llegar al final a usos como en las telecomunicaciones, la televisión digital o la tecnología automotriz contemporánea, y por el otro formar ingenieros lo suficientemente competentes para no solamente usar sistemas y plataformas importadas, sino participar en el desarrollo de estos mismos a la par de países más avanzados, como entre otros todo lo que hoy se conoce como Software libre.

La respuesta, cruda pero honesta, es NO. Ha habido un desarrollo cuantitativo, una expansión, impresionante, sin embargo, en lo cualitativo Nicaragua como país quedó tan dependiente de la importación de conocimiento y tecnología como hace 25 años, sin menospreciar el nivel bueno a muy bueno en conocimiento y experiencia de unos tantos cuantos profesionales y el dominio bueno a muy bueno de las herramientas importadas para el desarrollo de sistemas que hacen unas pocas empresas.

Mientras en 1985 había en todo el país unos 70 profesionales y unos 300 estudiantes en computación, el censo del 2005 reporta más que 10,000 profesionales con título universitario en computación, de los cuales, sin embargo, solamente unos 7,000 tenían un empleo estable. Hay unas 48 carreras en Computación ofrecidas en unas 43 instituciones autorizadas por el CNU atendiendo a por lo menos 12,000 estudiantes.

Sin embargo, lo que se pretendía -una Nicaragua como generador propio aunque a pequeña escala de conocimiento y tecnología, apropiándose de la misma para empujar su propio desarrollo-, a ese objetivo no se llegó ni de cerca. En el periodo de 25 años hubo exactamente 3 eventos nacionales para presentar lo propio y lo apropiado -1992, 2004, 2006-. No hay cámara u otra organización representando a las empresas desarrolladoras de TIC, ni tampoco organización profesional representativa y de peso. No hay coordinación alguna entre las instituciones en cuanto a planes de estudio y perfiles (empresa privada – universidades), ni mucho menos, de proyectos universitarios de desarrollo o investigación de importancia relevante para el país, puesto a parte una u otra actividad de transferencia tecnológica foránea. 

Costa Rica cuenta desde hace más que 10 años con Cámara y Asociación, organizan cada año una feria de lo propio y lo apropiado, además coordinan los planes de estudio, de desarrollo e investigación por medio del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Y ... Costa Rica exporta -sin incluir la Zona Franca de INTEL- anualmente más que 900 millones de dólares en productos y servicios tecnológicos.

Me consta, que el desarrollo tan desigual de Nicaragua no se debe a la falta de recursos, ni a una desigualdad en las condiciones iniciales, sino a la falta de visión de las autoridades, tanto públicas como académicas y empresariales, así como a la falta de un compromiso serio y sostenido para con el desarrollo de Nicaragua entera, extendiéndose tales faltas a la abrumadora mayoría de los profesionales del área misma. Todos están tan ocupados en fortalecer, al menos mantener, su propia posición, que decenas de veces no se hizo por no saber cómo, pero tampoco se dejó hacer a otros. El estancamiento auto-infligido entonces resultó como consecuencia inevitable.