lunes, 29 de marzo de 2010

Cornelio: ¿Exportar bienes y servicios o hombres y mujeres?

En 1978, hace un poco más que 30 años, la fuente principal de divisas para todos los países de Centroamérica eran sus exportaciones agrícolas tradicionales. Medidos en dólares fijados en su valor al año 2000, los ingresos en divisas variaban entre 1.8 mil millones de Guatemala como más alto y un poco más que mil millones de Nicaragua como el más bajo.

Para el año 2006 tanto cifras como composición habían variado dramáticamente: Guatemala obtuvo 7.3 mil millones, Costa Rica 6.4, seguidos por El Salvador con 5.6 y Honduras con 5.1, quedándose rezagado Nicaragua con un ingreso 1.7 mil millones de dólares. En relaciones más puntales, Costa Rica en 1978 obtuve 1.4 veces el ingreso de Nicaragua y El Salvador 1.2 veces, mientras en 2006 Costa Rica obtuvo 3.7 veces el ingreso de Nicaragua y El Salvador 3.3 veces.

divisas-CA-4

Cabe señalar que al 2008 todos los países recibieron sustancialmente menos que en 1978 por sus agro-exportaciones, a pesar de que todos -salvo El Salvador y Nicaragua- expandieron el área dedicado a la producción y el volumen exportado, a tal grado los ingresos por agro-exportación de El Salvador se redujeron al 28% y al 42% para Nicaragua.

Sin embargo, detrás de las cifras se esconden estructuras económicas completamente diferentes. El aumento de los ingresos de Costa Rica se debe al incremento de las agro-exportaciones no-tradicionales, a la exportación de bienes y servicios vinculados con las Tecnologías de Información y Comunicación -sin ni quiera incluir la maquila de alto nivel, ya más que 850 millones de dólares- y al turismo desde de EE.UU., Canadá y Europa.

divisas ca-4 perfil

Elemento dominante para el incremento de los ingresos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua son las remesas familiares, a tal grado que hoy más que la mitad de los ingresos en divisas de El Salvador provienen de remesas y aún Nicaragua estuviera sin remesas casi al mismo nivel de ingresos en divisas como en en 1978 si no fuera por remesas. Consecuente, El Salvador sustituyó la moneda nacional por el dólar, siendo la banca y el comercio los segmentos más dinámicos de la economía.

Nicaragua entró algo tardío al negocio de exportar hombres y mujeres, del 1998 en adelante. Además Nicaragua contaba durante muchos años de ingresos adicionales en forma de las aportaciones netas de cooperación externa. Aún así hay un mini-efecto distorsionate similar al El Salvador en que la banca, el comercio y los servicios al interno constituyen los elementos más grandes y más dinámicos de la economía nacional.

Si aparatamos por un momento etiquetas ideológicas, las economías de CA-4 no supieron a convertir el crecimiento cuantitativo y cualitativo -en nivel de educación- de sus respectivas poblaciones en crecimiento productivo, mientras Costa Rica apostó precisamente a esta conversión, a tal grado que en promedio el aprovechamiento de la mano de obra en El Salvador nunca llegó a más que el 58% mientras por el otro lado Costa Rica para mantener su modelo hasta tuvo que importar mano de obra, en particular de Nicaragua.

Tanto CA-4 como Costa Rica tuvieron que lidiar con las presiones de la onda neo-liberal. Sarcástico, Costa Rica optó por exportar más bienes y servicios de mejor valor, los países de CA-4 optaron por exportar masivamente hombres y mujeres, donde aún en los países de mayor exportación hay una buena cantidad de no-exportables respectivamente una alta taza de devoluciones por inservibles, las que se convierten casi automáticamente en las conocidas maras.

Peor la situación de Nicaragua, si se toma en cuenta además que partiendo de unos 100 puntos como indicador en el 1997, la economía nicaragüense se había caído al 62 en 1990, manteniéndose en recuperación hasta el 2005. En ese año se alcanzó de nuevo 100 puntos, pero con una población más que el doble del 1997 -2.7 millones contra 5.9-, o sea un per-cápita a la mitad del 1977.

producto interno

Aunque ciertamente la caída tiene que ver con embargo y guerra en los años 80, ya los economistas vinculados con la revolución había llegado antes a la conclusión, que el modelo de las agro-exportaciones tradicionales era insostenible. Por ésta razón se promueve en los primeros años proyectos como la Cruzada de Alfabetización y la fundación de la Universidad Nacional de Ingeniería, la construcción del complejo textil en base del algodón nacional en la Carretera Norte o el centro de mejoramiento genético del hato nacional en Chiltepe, el túnel de trasvase de la represa Santa Bárbara y la planta geotérmica de Momotombo, para mencionar algunos.

Todos, igual como los estudios de factibilidad de hidroeléctrica ya de los años 70, se fueron -me consta- a la gaveta ya en 1985/86, para no salir sino distorsionado de la misa hasta el hoy día, pues aún falta el consenso elemental como nación si queremos una economía, que exporta hombres y mujeres, o una, que exporta bienes y servicios más allá de la agro-exportación tradicional, de la maquila y del turismo regional, comprobadamente insuficientes.

sábado, 27 de marzo de 2010

Cornelio: ¿seremos un país miserable?

Lo abajo fue publicado hace casi 10 años. (Confidencial 2000-212).
Me asusta lo acertado en las proyecciones ….

Leyendo el documento Estrategia Reforzada de Reducción de la Pobreza (ERRP), encontramos un análisis acertado del cómo estamos. Los pobres describen así su situación:

pobreza212Los pobres consideran que las dotaciones materiales, financieras, educativas y naturales son los principales determinantes del bienestar. En todas las áreas entrevistadas, se identificó que los principales factores que contribuyen a una mala calidad de vida incluyen: alimento inadecuado, vivienda pobre, bajo ingreso, limitaciones en la tenencia de tierras, pocas oportunidades de empleo y falta de acceso a los sistemas formales de financiamiento. En general, los pobres no confían en las instituciones públicas, las cuales suelen considerarse incapaces de funcionar en favor de ellos. Una de las percepciones predominantes es un sentido de desesperación y resignación. Los pobres creen que la pobreza es un círculo vicioso, del cual no pueden escapar, porque es heredada y se perpetúa a través de las generaciones. Los pobres opinan que su capital humano limitado aumenta sus vulnerabilidades a los impactos y a las crisis económicas.

Sin quererlo, supongo, este texto contiene no solamente una valoración de su situación por parte de los pobres dentro de Nicaragua, sino la valoración global, que hace todo el país al parecer de sí mismo. Consecuentemente, desde el campesino de Santo Tomás del Norte hasta el Presidente del Banco Central, se define pobreza por medio de la participación en el consumo, no en términos de la capacidad de producir riqueza. Ambos se quedaron en el siglo XVIII confundiendo todavía en el siglo XXI prosperidad con riqueza.

Como punto esencial de estrategia, el documento recomienda:
El crecimiento económico de base amplia y el uso intensivo de mano de obra es el pilar más importante de la ERRP. Este pilar descansa en la implementación de un programa de estabilización económica sostenido y de reforma estructural, que incluye la privatización de empresas estatales de servicios públicos, medidas destinadas a modernizar e integrar la economía rural, impulsar la pequeña y mediana empresa, desarrollar la Costa Atlántica y fomentar los aglomerados productivos estratégicos. La fortaleza de este pilar dependerá de la dinámica del sector privado. En última instancia, es el sector privado, no el público, el que generará puestos de trabajo, mayores ingresos y riqueza en Nicaragua.

El Estado deslinda responsabilidades
Con lo subrayado, el Estado y el gobierno de antemano ya se despidieron de la economía real, salvaguardándose de responsabilidades. Si la estrategia fracasara, esta vez el sector privado —no los sandinistas— sería el culpable, al no ser lo suficientemente dinámico !que lástima!

Cabe señalar, que también se curan en salud los contingentes de asesores económicos internacionales. Un vistazo en casa propia ya debería haberles enseñado lo absurdo de transferir recetas del contexto industrial al contexto netamente agrario: en ninguno de los países del G7 la agricultura de granos y la ganadería simple es negocio rentable en capital líquido para el agricultor; por el contrario, la agricultura depende desde Washington y Ottawa hasta Bruselas y Tokio de mercados cerrados, subsidios permanentes y dumping en las exportaciones. Tampoco la industria avanza y se moderniza sin inversiones multimillonarias en investigación y ayudas de conversión, proporcionadas por el sector público. Es más: el porcentaje de la participación del sector público en el PIB en todos estos países sobrepasa con creces el de Nicaragua.

¿Por qué se nos receta, lo que no se aplica en casa? En el fondo, es fácil identificar que el problema fundamental para estos asesores tampoco es la capacidad productiva del país sino algo más simple: nuestra capacidad de pago de intereses. Ellos se olvidaron —quizás por la climatización de las oficinas en Managua— que en las zonas céntricas del planeta, como Nicaragua, hay muchas otras formas de enriquecerse rápidamente y mayor facilidad que invirtiendo en producción industrial o artesanal —no solamente la corrupción—. De tal forma que al complicarse la producción en sus diversas formas, el efecto más probable no es más eficiencia y eficacia de ésta sino la descapitalización con la colocación de fondos en actividades comerciales, financieros o netamente especulativas.

Los resultados de las políticas aplicadas desde 1990, pero con mayor empuje desde 1996, son congruentes con la percepción nacionalmente generalizada mencionada al inicio: ser menos pobre es igual a mayor participación en el consumo, es decir se define en la cima por el palacete en el Kilómetro 10 Carretera Sur, la camionetona Chevy, el colegio y la universidad de los hijos y por fin la buena comida. Consecuentemente, el principal dolor de cabeza del Dr. Noel Ramírez es mantenernos lo suficientemente a flote para seguir importando y consumiendo. Aunque en el camino se desbarata la capacidad interna de producción y el déficit comercial alcanza proporciones nunca antes visto, sólo balanceado un poco el déficit con nuestras exportaciones de emigrantes. Ellos nos ayudan con sus transferencias a casa hasta tal grado, que sólo en base a las comisiones de las remesas ya uno puede hacerse accionista mayoritario y presidente de un banco.

Parece que tampoco preocupa demasiado el balance interno en el consumo: si en términos globales el 20% de la humanidad consume el 80% de los recursos disponibles, nuestros 20% más ‘ricos’ —más modestos— ya se conforman con sólo el 55%. Sigamos aplicando, pues, la misma receta global a lo interno: más y más mercado y menos Estado con ciertos aumentos mínimos de transferencias a los más miserables —por supuesto financiado también desde el exterior—, para que no se produzca una invasión de los pobres en las zonas residenciales.

ERRP no produce mas riqueza

Ninguna de las acciones y medidas estratégicas propuestas, hace a los pobres, ni hablar de los miserables, más productivos. Al menos no en las zonas geográficas y áreas de trabajo en que luchan para sobrevivir.

La agricultura de subsistencia no se cambia sólo por el hecho que el campesino tenga hasta el sexto grado aprobado. Ni la mujer, que experimenta toda su vida como una fatalidad todo lo que esta fuera de su alcance, comenzará a planificar la cantidad y momento de nacimiento de sus hijos sólo por recibir instrucción. Salvo que se pretenda implementar la esterilización medio forzada y el aborto como instrumentos de control de natalidad —como ya se hizo en otros lados—, no se va bajar la tasa de fecundidad sin darle una perspectiva real, digna y a largo plazo a la vida de estas mujeres.

Basta un vistazo al mapa de la pobreza: ni Waslala, ni Wiwilí ni La Cruz del Río Grande, se convertirán de cenicientas en princesas con el beso del turismo, ni los taiwaneses, aun con el privilegio de una zona ex territorial, van a abrir maquiladoras en Cuá-Bocay. Las propuestas de medidas facilitadoras macro-económicas, como el mercado de tierras y madera etc. van a permitirnos regresar felizmente al pasado, restableciendo la agricultura extensiva de las grandes extensiones pero de baja productividad y baja intensidad laboral, puesto que —en términos de rentabilidad por capital líquido invertido— es la más competitiva. Combinado con el libre comercio de madera tropical nos ayudarán eficazmente a superar las diferencias entre Zona Pacífica, Zona Central y Zona Atlántica, dejando éstas tan despaldadas como aquella.

Se pretende darnos atol con el dedo: por un lado —según el mismo texto basado en los datos del propio BCN— los 40% más pobres consumen ahora más o menos el equivalente a 240 millones de US$ al año. Por el otro se pretende gastar unos 370 Millones al año para al final de cinco años reducir esta pobreza en un 25%, o sea subir globalmente el grupo en cuestión al consumo de 300 Millones. Es decir un rendimiento proyectado de menos del 3% para el grupo favorecido.

¿Entonces qué es esta Estrategia Reforzada de la Reducción de la Pobreza (ERRP), si no apunta a producir más riqueza? Es el intento audaz, lo acepto, de hacer de la misma miseria —insuperable, como estamos convencidos todos por ser un círculo vicioso y herencia de generaciones— por lo menos una justificación en aras de la HIPC para más ingresos consumibles de transferencia, desde las reservas netas del Banco Central, pasando por los asesores nacionales e internacionales, los funcionarios políticos de todos los niveles, el comercio y los bancos, llegando hasta los miembros de las ONG y quizás, quizás incluyendo también a uno u otra de los que sobrevivan aún en la miseria absoluta.

Todo bien, salvo que cuando la miseria se convierte de limitante en la base misma de la existencia, esta existencia a la vez se hace miserable.
¿Queremos verdaderamente esto, un país miserable?

viernes, 26 de marzo de 2010

Cornelio: La imposición de una ética y sus consecuencias

Escribe Carlos Andrés Pérez (ND 26-03-10):El providencialismo, el neoliberalismo y el marxismo dominante en Nicaragua y América Latina, son interpretaciones de la realidad que también anulan la capacidad y la obligación que tenemos de imponer un sentido ético sobre la historia. El providencialismo lo hace en nombre de Dios; el neoliberalismo en nombre del mercado; el marxismo de mis críticos, lo hace en nombre de una “realidad” que, en última instancia, define el sentido de la vida social y de la historia.”

En la práctica política, entendiéndose la misma como la práctica por medio de la cual se incide sobre las costumbres y las reglas de interacción de los miembros de una sociedad, la teoría puede jugar varios papeles muy distintos.

Primero la teoría puede proporcionar un marco de referencia para la investigación de la sociedad y la interpretación de los resultados observados, siempre y cuando se acepte de prima a primera que haya algo que investigar, un objeto. Los inicios de las ciencias económicas coinciden con los inicios de las estadísticas sistemáticas, es decir las series de indicadores económicos recopilados por los encargados de políticas de comercio e industrias a finales del mercantilismo, las observaciones sobre ganancias y perdidas por los analistas-contadores, los descubrimientos sobre producción y productividad por los administradores de las primeras manufacturas y en fin las primeras estadísticas sobre morbilidad y expectativa de vida por las primeras aseguradoras, o sea el inicio de la aplicación de métodos cuantitativos-matemáticos en el análisis de la sociedad a mediados-finales del siglo XVIII.

Si se niega la existencia del objeto a investigar -la realidad de algo llamado sociedad- o la posibilidad de obtener resultados describiendo más o menos acertadamente esa realidad, entonces no habrá lugar para las Ciencias Sociales y sus disciplinas, desde administración de empresas y economía hasta sociología y psicología, para nombrar solamente algunos.

Hay un segundo rol de la teoría, mucho más viejo, en que la misma pretende explicar por si misma lo que “es” respectivamente lo que “debe ser”, donde a preferencia se intenta deducir lo que “debe ser” de lo que supuestamente “es”, incluyendo a la naturaleza.

En el contexto social, el absolutismo político de Hobbes, explicando la necesidad del estado Leviatán como contra-medida ética contra una supuesta naturaleza misma del hombre, es un ejemplo típico. Obviamente los ingenieros desde tiempos de la China y Grecia antigua nunca hubieran podido trabajar de esa forma, pero es hasta que se usó herramientas ingenieriles en la investigación de la naturaleza que al menos en ese campo se descarta el carácter normativo de las teorías.

Hay un tercer rol de la teoría, en que la teoría pueda proporcionar un marco de referencia para la actuación misma, en que se hace una o otra cosa, o se deja que haga, con la finalidad de obtener un resultado deseado, o sea, la teoría vincula actuaciones posibles con sus efectos probables incluyendo las observaciones específicas como efectos. Cuando en las Ciencias Naturales una teoría toma esa forma, se la llama tradicionalmente “ley”, sin embargo, mientras aún Kant deduce la cantidad de planetas de leyes divinas, al menos desde Einstein y Heisenberg en adelante una “ley de la naturaleza” no es algo que define -como la ley en lenguaje común- sino algo que describe, mas o menos acertadamente cómo actuando, experimentando y observando se puede obtener lo anticipado o deseado.

Negar que hay vínculos objetivos entre lo que se hace dentro de una sociedad y los resultados directos o indirectos, que se obtienen, tiene consecuencias fatales: se elimina de un solo tajo la responsabilidad propia del actor por las consecuencias de su actuar, más allá de las más inmediatas, pues si no hay vínculo objetivo no se puede anticipar y por tanto tampoco prevenir. Así se regresaría a la vida humana como tragedia griega clásica, predeterminada por la divina providencia, donde aún puede haber culpa por violar -consciente- o inconscientemente- normas divinas y/o humanas, pero no puede haber responsabilidad.

Hay un cuarto rol, cuando la teoría sirve en público y privado para justificar las actuaciones propias hasta a veces sin tomar en cuenta sus resultados concretos y específicos, convirtiéndose en ideología, peor cuando los poderosos justifican así su actuar. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado antes de tomar las palabras como hechos, o sea que la ideología profesada sea el ex-ante causante de las actuaciones cuando muy probablemente solamente sirvió para justificar ex-post en declaraciones lo hecho o por hacer.

En ese sentido el famoso documento de las 72 horas es para mi más una racionalización por el pequeño grupo de militantes del FSLN -una vez conquistado el poder militar no se quería compartir el poder político-social con nadie pero a la vez se estaba muy consciente de la débil y precaria situación real propia- que una definición programática de la política para seguirla en base de una teoría, pues más allá del creciente totalitarismo la política socio-económica real estaba siempre lejos de cualquier concepto socialista, hoy por hoy ni los fragmentos teóricos remanentes están cerca. La inversión explicativa entre origen y efecto impide analizar las causas reales, al dar de antemano una explicación ideológica.

De hecho el triunfo del 19 de Julio es resultado de una ética de abnegación y sacrificio de miles, tal como muchas acciones después como la Gran Cruzada de Alfabetización. Sin embargo mientras aún la Cruzada tenía no solamente la misión de enseñar sino a la vez de aprender de la realidad del país, ya no se compaginó después los miles y miles de relatos e informes de los alfabetizadores, sino –me consta- desde 1985 en adelante hasta se prohibió relacionar en aula de clase la enseñanza aún del marxismo de los folletos con la realidad social vivida, tal que la misma se quedó relegado a un segundo lugar. La teoría entonces se volvió un cascaron legitimador hueco mientras la ética se redujo al apoteosis de los héroes y mártires, cuando según Brecht solamente los países en peores condiciones requieren de ellos. Para mi no es la falta de ética, la que llevó al 24 de Febrero del 1990, sino la falta de cualquier disposición a tomar nota de y discutir las realidades objetivas del país hasta que el pueblo mismo ajustara las cuentas en las elecciones.

Marx mismo rechazó siempre una interpretación normativa de su análisis socio-económico. Sin embargo, insistía en que la sociedad y su funcionamiento pueden ser investigados -hay objeto y resultados objetivos- y que la práctica política puede y debe usar la teoría para obtener los resultados deseados, donde -al no obtenerlos- se debe revisar teoría y práctica a la vez. Igualmente rechazó cualquier “automatismo histórico”, sino siempre hizo hincapié que dependería de la actuación concreta de hombres y mujeres concretos si y cómo se resolvería la chocante contradicción entre la capacidad productiva de la sociedad organizada por un lado y el beneficio muy limitado que recibieron en su tiempo y reciben hasta nuestros tiempos las mayorías, o sea para él, el combustible de las revoluciones no viene ni de la miseria, ni tampoco de la oposición entre miseria y riqueza, sino de una potencialidad sin realizarse. Él advierte que, al organizar el capitalismo -cada día más extensamente- a la sociedad, en particular a obreros y empleados, éstos más temprano que tarde no solamente iban a exigir mayor parte de la riqueza producida, sino además, más control sobre qué y cómo se producirá. No se equivocó.

El rechazo a la ética como base de la política por Marx no quiere decir que él no sentía compasión para con los demás, ni mucho menos que no hubiese aspirado a una otra vida posible tanto para si mismo como los demás. Por esto -a parte de investigar y escribir sobre los resultados- se metió activamente a la política práctica. Sin embargo, el concepto de una ética normativa como guión de la política siempre le estaba ajeno. Para él se peleaba por derechos e intereses, no por conceptos éticos. Al eliminar con Bernstein de la agenda la lucha por quién defina qué y cómo se produce, al eliminar con Kautsky del ideario los sujetos mismos, quienes luchan por sus propios intereses, se recae con Lenin a un rol de la teoría política como un elemento normativo-justificante, o sea, la teoría se vuelve religión.

De Lenin a de-secularizar la política para basarla de nuevo en un cristianismo nuevo, como nos recomienda APB, es solo un pequeño paso. Nada en contra de éticas personales, todo en contra a un sentido ético único impuesto a la historia. No hay una ética correcta para imponerla, sino ya el mismo intento de imponer éticas políticas-normativas -según APB “la obligación que tenemos de imponer un sentido ético sobre la historia”- pero éticas que a la vez estén disueltas de las condiciones reales cómo la gente vive y cómo se ganen la vida, me causa horrores viendo sus consecuencias desde de la Revolución Francesa, pasando por Endlösung y GULAG, para aún no terminar en Pol Pot y ambos lados de la supuesta guerra contra el terrorismo, sin olvidar, aunque de menor consecuencia todavía, a las cárceles en la Isla de Cuba, tanto en La Habana como en Guantánamo: me niego a pesar muertos contra muertos en aras de un futuro de leche y miel para los respectivos sobrevivientes mucho menos en nombre de una ética, cualquiera que sea.

viernes, 19 de marzo de 2010

Cornelio: El absolutismo ético nos llevó a Auschwitz

Escribe Andrés Pérez Baltodano (END-19-03-10): “Cornelio Hopmann y Fernando Bárcenas son productos de experiencias históricas –Alemania y Nicaragua, respectivamente-- que confirman con dolorosa claridad las tres ideas rectoras de mi libro: la plasticidad de la realidad social; el papel que juegan las ideas y las subjetividades en la construcción de la realidad; y, finalmente, las dramáticas consecuencias que se derivan del oscurecimiento de la imaginación ética en cualquier sociedad. Acerquémonos a estas experiencias para ilustrar estas ideas.”

Confieso: soy hijo respectivamente nieto de las generaciones alemanas, las que operaron los campos de exterminio industrial; estoy condicionado por mi historia, la de mi familia, la de la gente, que me vi crecer. Pero precisamente por esa razón y esa causa, no he escatimado tiempo y esfuerzo a contestarme a mi mismo la pregunta ¿cómo llegamos a Auschwitz? - parte de la pregunta ¿quién soy?-, y conmigo millones de alemanes hijas e hijos, nietas y nietos de la generación Holocausto, de los cuales unos tantos miles -yo uno de ellos- nos tomamos las universidades alemanas en aquel 1968/69 como una iniciativa detonante en la reconstrucción de nuestra propia historia.

El primer descubrimiento chocante: los Nazi no eran unos pocos pervertidos con un ética degradada sino al contrario producto de una historia de nombres ilustres. Heinrich Himmler, el fundador-jefe de las SS, era un hombre culto, amante de la música y había leído todos los autores clásicos, desde Plato y Aristóteles pasando por Cícero y Agustín para llegar a Hobbes y Rousseau en su respectivo idioma original. Obviamente conocía a Kant y Hegel. Las SS tampoco tenían forma de organización de una pandilla de maleantes, sino -según sus documentos de entrenamiento- basaban sus rangos y principios de organización en la Politeia de Plato y según sus testimonios en los pocos procesos judiciales después, mantuvieron en alto siempre las cualidades distintivas de la ética de la responsabilidad, como desinterés personal, eficiencia y eficacia, honestidad, lealtad institucional y por ende la puntualidad prusiana. Dicho de otra forma, el programa de formación ética de ellos ... era casi idéntico al programa escolar mío.

Mucho me hubiera ayudado en aquellos años tener acceso al libro de Hannah Arendt “Elementos y orígenes del dominio total”. Al no tenerlo tuve que reconstruir mi propia historia del totalitarismo y su ideario de antecedentes, una verdadera historia de horrores espantosos en nombre primero de la religión y después de la ética, comenzando con los calabozos y hogueras de la Santa Inquisición, pasando por el terror jacobino y los asesinatos “en masse” en la Vendée para llegar al GULAG de Stalin y al complejo industrial llamado “Solución final” de los Nazi. Lo disturbante: todos estos actos lo planificaron y ejecutaron personas “del bien”, convencidos de hacer lo éticamente correcto y en esa convicción se armaron con argumentos tomados de los mismos autores clásicos míos mencionados arriba.

Lo lamento, pero yo ya no puedo citarlos sin tener presente las consecuencias -por sus frutos los conoceréis-, mucho menos a otros autores alemanes ilustres como Carl Schmitt y Martin Heidegger, quienes públicamente apoyaron a los Nazi tal que Schmitt redactó la “Ley de Toma del Poder” que legalizó el golpe de estado de Hitler del 30 de enero del 1933, o Heidegger quien defendió la masacre de 1934, no solamente del liderazgo de las SA, sino también de otra docena de conservadores anti-nazi como acto doloroso pero necesario de limpieza, cuando Schmitt contribuye para legalizarlo ex-post como “auto-defensa del estado”. Mucho menos, como nos encontramos con estos señores “como si nada” como autoridades venerables en las universidades tomadas.

Me acuerdo también de un Plenario del Bundestag -mi grupo del colegio estaba por casualidad presente- sobre la primavera de disturbios estudiantiles, donde el entonces Presidente de la Bancada Socialdemócrata en el Parlamento Helmut Schmidt nos recomendó en su discurso, con referencia explícita a Max Weber, a retomar sus virtudes: estudiando ahora para gobernar bien después, en lugar de perder tiempo valioso demostrando en vano contra los encargados de gobernar ahora. Le contestamos gritando desde las gradas “Auschwitz, Auschwitz” para señalar que precisamente con ésas virtudes se había operado aquello.

Entiendo que APB no tenga escrúpulos similares -púes esa no es la historia suya-, pero me llama la atención cuál amplio espacio argumentativo les da a estos autores en libros y otras publicaciones, mientras la tradición anti-totalitaria europea, la que igual existe, casi no aparece, de los aportes de los Padres de la Independencia de las 13 Colonias Inglesas ni habla. Es como si para él Europa se redujera al absolutismo católico-borbónico y su secularización, que ciertamente impactó mucho en América Latina -o sea en la historia antecedente propio de APB- más algunos elementos de la tradición autoritaria alemana, aquellos de prima a primera más compatibles con ese enfoque.

Apenas recuperándonos del primer golpe -los asesinos y colaboradores intelectuales vivían entre nosotros como padres de familia respetados y ocupando hasta las más altas posiciones en política, economía y academia-, llegó el próximo aún más duro: la monstruosidad ya la teníamos adentro como producto de una educación autoritaria, machista y represiva. Sin menospreciar los aportes de la pareja Mitscherlich -sociólogos-sicólogos- y de otros de campos afines, no se hubiera logrado absolutamente nada sin el empuje beligerante de las mujeres feministas, pero vaya es hasta ahorita que salen a luz los abusos sexuales cometidos por curas y maestros en los 60, 70 y 80 en instituciones alemanas de educación pública, privada y religiosa muy respetadas-, tal que esa lucha es aún más difícil y dolorosa y aún no ha terminado.

Yo no salí ileso. Se quedaron cicatrices y susceptibilidades como el rechazo casi alérgico e instintivo a cualquier forma del absolutismo ético así como a cualquier pretensión de construir -mental- o efectivamente- sociedades desde arriba hacía abajo, desde el centro hacia la periferia. Para mi no hay ética totalitaria buena verso ética totalitaria oscura, estado “Leviatán” bueno verso dictadura mala, sino es ya solo la pretensión de organizar la sociedad desde conceptos éticos preconcebidos, apuntando al estado como herramienta principal de organización, la que por lo tanto lleva en sus consecuencias finales a acontecimientos como Auschwitz. Capto que lo que para mi –y Hannah Arendt- es consecuencia de una forma coherente de pensar y actuar, para APB solamente representa -en sus acciones- una ética degradada en relación a sus orígenes nobles, una degradación como tal, que para él es incomprensible.

Sin embargo, espero que mis hijos puedan leer más tranquilos a Dietrich Bonhöffer, más tranquilos que mis abuelos, cuando su hijo, mi tío, pastor y amigo de Bonhöffer, les regaló un libro de él en 1947, hoy parte de nuestra biblioteca familiar en Managua. Mi abuelo Juan había sido Obispo Evangélico de Danzig desde 1935 hasta 1945 y como tal fue colaborador activo de los Nazi al menos hasta 1942. A mi me consta con orgullo que los servicios de la Seguridad del Estado de Alemania Federal, Alemania Democrática y Nicaragua me dedicaron expedientes por considerarme un elemento subversivo, cada uno en su tiempo, pero hasta los 3 a la misma vez.

véase también:

Cornelio: “Me crié como me criaron” o “Nación, Estado y Sociedad”
Cornelio: La dignidad humana es intangible

Cornelio: Me encanta la subversión
La diferencia entre la izquierda y el Nacional-Socialismo

jueves, 18 de marzo de 2010

Cornelio: Poniendo Marx de cabeza

Escribe Andrés Pérez Baltodano (END 17-03-10): “La política y el poder, desde la perspectiva de Marx, se podían estudiar –en la Europa de su tiempo–, como fuerzas que operaban dentro de un espacio secular separado de lo sagrado y lo sobrenatural. El pensamiento político y la teoría social, en estas circunstancias, debían concentrar sus energías en el desentrañamiento de la dinámica mediante la cual se organizan y reproducen las estructuras dentro de las que opera la sociedad. Los temas de Dios y de la relación entre la fe y la razón, centrales en la historia de la filosofía europea y alemana hasta este momento, formaban parte de una historia superada. Con el desarrollo y la consolidación del capitalismo, lo religioso había sido subsumido por las estructuras y las instituciones del capital. En estas circunstancias, lo fundamental era la superación de la enajenación económica ya que, para Marx, ella abarcaba la enajenación “material” y la de la “conciencia” (Marx, 1844).

Aunque no soy historiador ni pretendo parecerlo, me siento algo competente para aportar algunos acontecimientos, hechos y situaciones a mi humilde criterio imprescindibles para entender el contexto histórico de la Prusia del 1844, puesto que la parte occidental de esa -la de los territorios a ambos lados del Rin recién incorporados a Prusia- es parte de la historia de mi familia por lado del padre. Ojalá puedo así contribuir a que se entiendan mejor cuales eran los conflictos ideológicos a los cuales apuntaba Carlos Marx con sus observaciones hechas a la edad de apenas 26 años, bastante antes que él hubiese investigado y elaborado en detalle lo que se conocería después como crítica de la economía política o teoría del capitalismo.

Ya en 1795 Francia había anexado toda la ribera occidental de Rin, implementando en esa parte todas las reformas de la Revolución Francesa a la par con los territorios franceses propiamente dicho. El padre de Carlos Marx como judío pudo recibirse como abogado en derecho francés. Varios de mis antepasados se desempeñaron como Maíre -alcalde- u otro cargo público municipal o como abogados bajo derecho francés. Por el Reichsdeputationshauptschluss 1803, el último acto legislativo de viejo Imperio Sagrado Romano-Alemán, no solamente se disuelve a ese como instancia superior sino también a varios territorios eclesiásticos -su regente autónomo era un obispo católico, el prior de un monasterio o algo similar-, los que en la parte occidental de Alemania hasta ese momento ocuparon casi el 38% del territorio. Se elimina la autonomía de literalmente centenares de pequeños territorios bajo mando de un duque, un barón u otra nobleza igual como la autonomía de docenas de ciudades, iniciándose sino hasta en ese momento el proceso de la constitución de estados territoriales integrados y bien definidos, algo que el absolutismo Borbónico había logrado en España y Francia casi un siglo antes.

Al perder Napoleón su última batalla en Waterloo, el Congreso de Viena 1815 redefine el mapa político de Alemania y -al menos de pro-forma- intenta restaurar al absolutismo “por gracia de dios” como legitimación de gobierno y sociedad. Digo pro-forma, pues ni en Francia misma ni en los territorios anexados se deshace la legislación y las reformas napoleónicas ni mucho menos se toca los cambios en el régimen de la propiedad o los derechos económicos de la burguesía nueva. Más aún, en la parte oriental de Prusia se implementa un programa acelerado de una “modernización desde arriba”, las reformas Stein-Hardenberg-Humboldt, que intentan a traspasar ese “bueno” de la Revolución Francesa a esta parte de Prusia también.

Se imita el concepto de las “Grandes écoles” napoleónicas, estableciendo en un tiempo muy corto 8 universidades nuevas, entre ellas la Universidad prusiana de Bonn en los palacios del antes Elector-Arzobispo de Colonia, donde comienza a estudiar el joven Marx .. y yo recibí mi diploma 140 años más tarde. Sin embargo esas nuevas partes de Prusia son profundamente católicas, tal que en ese ambiente una universidad comprometida con el espíritu de la ilustración kantíana es como una revolución espiritual.

No obstante y fiel al supuesto principio de legitimidad “por gracia de dios”, se restablece a la religión -o católica o protestante- como una parte esencial de los rituales de la vida socio-política. Se vuelve a un sistema de educación básica religiosa, separando a los alumnos por su confesión en escuelas católicas y escuelas protestantes, un sistema que se mantuvo hasta 1975 (!); aún yo me recibí en una primaria católica. En esas escuelas la religión es parte obligatoria e integral de la enseñanza. El matrimonio como tal lo celebra de nuevo un cura o un pastor, sin embargo se mantiene las consecuencias civiles del matrimonio según derecho napoleónico. A los servidores públicos o a las personas con nombramiento público, como a los abogados, se les exige la profesión de una religión cristiana, así que la familia judía de Marx se bautiza para que el padre pueda continuar como abogado y para que el hijo Carlos pueda estudiar jurisprudencia, bautismo Protestante-Reformado siendo Trier, ciudad natal de Marx, casi a 100% católica.

Al menos en Alemania hasta mucho más allá de 1871 -proclamación del Segundo Imperio Alemán- la legitimación oficial de la organización de la sociedad y del gobierno proviene de un cristianismo profesado, aunque separado en las dos confesiones, a tal que no hasta 1946 (!) apareciera el primer partido cristiano ínter-confesional, la Unión Democrática Cristiana de entonces Konrad Adenauer y de hoy Ángela Merkel.

Como conato de contrapeso, la masa de los voluntarios -en su mayoría académicos- de la guerra de liberación nacional contra Napoleón, aunque quiso quitarse el yugo francés, no obstante no estaba dispuesta a renunciar a las libertades cívicas de la Revolución Francesa como la libertad de opinión y prensa, la libertad de formar asociaciones y reunirse, y por ende la libertad de cátedra e investigación en las universidades. La restauración reaccionaría contesta 1819 con las decisiones de Karlsbad, restableciendo una censura previa estricta más la prohibición de cualquier tipo de manifestación pública. Se amenaza a las asociaciones de universitarios con su disolución y criminalización inmediata, si éstas se atreven a promover ideas liberales de la Revolución Francesa, o ideas nacionalistas como la unificación alemana, o lo más abominable el ateísmo en particular francés o inglés de los siglos XVII o XVIII. Cualquier catedrático pierde 'de oficio' su cátedra al tocar estos temas en el aula de clase. Bajo esa presión reforzada por expulsiones y encarcelaciones, las cátedras de filosofía en las universidades renuncian al debate político critico y se dedican, encabezado por Hegel y sus seguidores, a una supuesta revolución solamente ideal-espiritual, de hecho una afirmación de las políticas oficiales restaurativas.

En Julio 1838 colapsa el proyecto restaurativo en Francia, pero en Prusia se prohíbe solo mencionarlo en las universidades. Ante la contradicción abierta entre libertades económicas similares a Francia con un proceso de industrialización en su infancia -en 1835 aparece el primer ferrocarril a vapor en Alemania- verso un régimen político-ideológico-religioso anacrónico sin embargo avalado por la academia, el joven Marx de solo 26 años redacta como parte de su diario personal las observaciones, las que cita APB, mofándose Marx de la revolución espiritual hegeliana en comparación con la revolución francesa con su contenido real. Es su primer intento de aplicar el método de Hegel -recién visto en clase- como instrumento analítico a su entorno real. Sin ignorar ni por un solo momento el impacto efectivo del cristianismo oficial en la vida política-social alemana, Marx descarta de ahí en adelante a la religión y a la filosofía tradicional como elementos movedores de la historia, sino partiendo de un informe extenso de Federico Engels del mismo año 1844 sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, inicia el largo camino de estudio e investigación culminándose hasta 23 años mas tarde en el primer tomo de El Capital.

No es que el Marx de 1844 esté en contra de la religión sino le parece irrelevante para los cambios en camino como señalado por la Inglaterra, en comparación ya industrializada, liberal y democrática. No cabe mucho menos una interpretación del Marx de 1844 en base del Marx de 1867 tal como APB nos quiere sugerir. No obstante declino con Marx la invitación a regresar a la crítica de los cielos, mientras las riquezas de la tierra como Bosawás o Rio San Juan están por perderse para siempre o continua el trabajo infantil en campo y ciudad, a veces en condiciones peores que en la Inglaterra de 1844.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Cornelio: Pegando a Marx para no enfrentar la economía

Dice Andrés Pérez Baltodano (END 03-03-2010): Es inútil tratar de elucidar el “verdadero” pensamiento de Marx, si por “verdadero” se entiende una interpretación definitiva que elimine o integre armoniosamente todas las incoherencias y contradicciones que forman parte de su obra. Estas son reales e inevitables porque en los escritos de Marx y Engels se mezclan la filosofía y la polémica, el análisis frío y el discurso apasionado, el insulto y la explicación.

Sin embargo continua en forma de citas a ilustrar lo que en su interpretación de Marx serían tales incoherencias y contradicciones, diciendo que las mismas, dado el contexto concreto, histórico y práctico hasta personal de Marx, son comprensibles aunque no justificables. Aplicando la misma línea de pensamiento al autor mismo de esas líneas, su interpretación de Marx tendrá también su contexto concreto, histórico y práctico hasta personal, o sea su interpretación para mi es comprensible tal vez aunque no justificable. El autor mismo se niega a explicarse al respeto como en su libro tampoco presenta esas referencias históricas pero concretas al contexto de los pensadores marxistas latinos, que él anda analizando y criticando.

A mí el meollo del asunto me parece otro. ABP no comparte la tesis analítica de Marx, sintetizada por Engels: “el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo”.

En ese particular ABP tiene que argumentar “cuesta arriba”, puesto que la abrumadora mayoría de las y los nicaragüenses pone precisamente a sus problemas de la vida real en primer lugar y no a la política, la ciencia, el arte o la religión. Cuando la crisis financiera mundial, las visitas del FMI o la “Ley de Moratoria” dominan los noticieros y periódicos a diario, resulta algo complicado explicarles a las y los Nicaragüenses que el capitalismo y sus reglas tengan menos importancia para su vida real que su pragmatismo resignado o su visión providencialista del mundo, los que según ABP son la causa de todos sus males.

Como entonces no puede atacar al “enemigo ideológico” economía de frente, ataca a Marx y Engels para tildar después como marxistas ergo obsoletos, a los que insistan -como yo- en que el problema de mayor urgencia a resolver en Nicaragua es su sistema económico, es decir qué y cómo se produce y quiénes participan cómo más cómo se aprovecha respectivamente se despilfarra las riquezas en recursos naturales y humanos.

En la actualidad los poderosos de la economía – los locales representados por la banca, la cúpula empresarial y el grupo ALBANISA, los fuentes externos de capital representados por el FMI- desde ya negocian entre ellos y a puerta cerrada el futuro de Nicaragua, aduciendo la necesidad y la posibilidad de separar la economía de la política. En casi la misma línea ABP quiere convencernos de la necesidad de una revolución ética con la subsiguiente hegemonía de una ética única, antes de encaminar soluciones para los problemas más urgentes, incluyendo la devastación ecológica irreversible del país, posible negociando intereses encontrados en lugar de intentar en vano a conciliar posiciones éticas opuestas. Hasta legalidad e institucionalidad del país estarían sobre la mesa, puesto que -como ya observó Marx- a los empresarios tampoco les conviene un régimen político arbitrario, autoritario y autocrático, dado que ya no vivimos en los tiempos globales de los Somoza tampoco. Sin embargo ese debate público no hay.

Ahora bien, sabiendo que la superación del pragmatismo resignado y del providencialismo era precisamente el programa de la ilustración hace más que 200 años -programa que según Alejandro Serrano nunca se completó en América Latina-, yo entiendo la motivación de ABP. Me resulta comprensible que quiera presentarlo como pos-marxismo para estar a la par con la fraseología moderna de la “deconstrucción”. Sin embargo me parece tan peligroso como los intentos anteriores de “aplicar” Marx a la realidad latina tan diferente, mientras reducir las diferencias a solamente la espiritualidad latina cristiana -lo que ABP llama la dimensión subjetiva- excluyendo la herencia cultural en la administración pública y en la organización social así como a las formas concretas de producción pre-industriales al menos en Nicaragua dominantes, más ignorando a la diversidad ideológica latina real del siglo XXI, la que menciona Onofre Guevara, para mi es una posición simple- y plenamente reaccionaria: ¡después de Feuerbach, ni un paso atrás!

Cornelio: El debate que no hay – la Nicaragua económicamente viable

Entre toda la politiquería de día a día -quién ocupará cuál silla- y toda la retórica vacía - Capitalismo emprendedor o Socialismo del siglo XXI- no hay un debate necesario más de fondo: ¿cuál sería un modelo qué y cómo producir, para alcanzar una Nicaragua económicamente viable?

Nicaragua no es un gigante como la India, China o hasta Brasil para producir dentro de sus confines todos los bienes necesarios o al menos una mayor parte, ni tenemos materias primas apetecidas como los países del Golfo, Bolivia, Ecuador o Venezuela para pagar las importaciones. Nuestro aporte a los agro-mercados del mundo es muy chiquito y carece de ventajas posibles de escala como Argentina o Brasil, de la muy baja productividad -de fondo sin cambios ya por 100 años- ni hablar.

Nicaragua ni quiera es viable dentro de Centroamérica, pues el déficit comercial, de tendencia creciente, con Centroamérica del 2008 de 240 Millones de dólares no dista mucho del déficit comercial en la relación con los EE.UU. de 307 Millones, menos aún se se toma en cuenta el aporte neto de las Zonas Francas de unos 200 millones. Cabe señalar ahí mismo que las agro-exportaciones no-tradicionales de Costa Rica ya en 2006 eran el triple del total de las agro-exportaciones de Nicaragua, cuando aquellas son resultado de la mano de obra nicaragüense emigrada mientras en teoría Nicaragua misma presta mejores condiciones para la agri- y silvicultura.

Ahí se esfuma la excusa acostumbrada que por culpa de los pobres sin educación Nicaragua no produzca. Tampoco cabe la inversa -falta de mano de obra calificada- cuando la misma -técnicos y profesionales- se ha multiplicado por más que 10 en desde 1990 por acá, resultando que -según censo 2005- el desempleo precisamente de éstos andan del 25% por arriba, destacándose los niveles para técnicos básicos y medios encima del 33% o -para variar- de profesiones vinculadas con el agro en el 30% y más igual como las vinculadas con las Tecnologías de Información y Comunicación, llegando al 40% y más para profesiones vinculadas con el turismo; precisamente niveles respectivamente áreas de supuesta alta necesidad.

En suma la economía actual de Nicaragua se presenta como una economía de baja intensidad en el uso de los recursos materiales disponibles -tanto naturales como humanos-, típica para países pre-industrializados, tomando la agricultura intensiva como una industria más. Lo poco que hay de industrialización en forma de las Zonas Francas no sobrevivirá por mucho tiempo tampoco, puesto que en costos -energía, mano de obra- por producto y en escala no podrán competir con países ahí emergentes como Bangladesh, Camboya, Tailandia o Vietnam, de las fabricas de productos ya mucho más sofisticados en las Filipinas, la India, Indonesia y China ni hablar. Cabe la observación que los dueños de las ZF allá son nacionales de los respectivos países, aunque se trabaja por pedido y especificación de externos; en Nicaragua ni quiera esto. Si hubo una oportunidad de industrializarse por medio de industrias ligeras o agro-industrias para productos simples del consumo masivo, entonces ésta ventana se cerró hace unos 15, 20 años atrás.

Por el otro lado la lógica del capital financiero en Nicaragua -con muy pocas excepciones- es ya la lógica anglosajón como establecida por Reagan y Thatcher, Clinton y Blair de buscar la máxima taza de rendimiento al menor plazo. Consecuentemente desde Bancos hasta Microfinancieras se presta antes de todo para el consumo, el comercio quizás aún para hipotecas de particulares. Esta farsa de una economía posindustrial requiere -y lo necesitaban también los EE.UU. y Gran Bretaña- de un flujo constante de capital externo. Su inviabilidad allá causó la actual crisis económica mundial. En Nicaragua hay una mezcla extraña de ambos modelos, del pre- y del pos-industrial. Apostar como hasta el momento en su sostenibilidad perenne en base de cooperación externa y remesas de expatriados, será muy arriesgado ya a muy corto plazo. La caída de los ingresos fiscales, los No-Pago y las Tarjetas de Crédito en mora quizás son solo primeros señales de un colapso aún mayor bien posible.

Mandando al traste modelos clásicos desde modernización hasta dependencia e imperialismo, Nicaragua parece como prensada entre el Capitalismo industrial emergente de los países asiáticos y el Capitalismo financiero de los países capitalistas tradicionales sin contar siquiera con los recursos de los otros países del ALBA. Independientemente por cual modelo de organización social interna se quiere optar, hay que ofrecer primero un modelo de viabilidad económica externa para decidir hasta después cual organización social interna sea más eficiente y efectiva para alcanzarla. Urgen respuestas, no más consignas.

Cornelio: Los gemelos “Economía de baja intensidad” y “Estado de prebendas”

Las economías de baja intensidad se caracterizan por modalidades de producción, que no aprovechan plenamente los recursos disponibles, tanto humanos como naturales. El acento está en “no aprovechar”, pues puede haber la explotación despiadada del hombre hasta la esclavitud y la devastación total del medio ambiente. Sin embargo se evita la costosa y arriesgada inversión en ciencia y tecnología, en formación laboral y herramientas de trabajo, para mejorar la eficiencia y eficacia en los procesos de producción, de cierta forma en respuesta a mercados, donde los compradores definen tanto volumen como precios de los bienes y servicios, tal que mejoras por el lado del productor no resulten en suma ni en ventas ampliadas ni en mejores precios. En este tipo de economía, el crecimiento de un actor necesariamente va a cuenta de la reducción del otro, hay solamente otra repartición del pastel sin hacer el pastel mas grande.

Ejemplo típico para el caso de Nicaragua es la agricultura y agro-exportación tradicional. Cuando los agricultores de Nicaragua -desde pequeños hasta los más grandes- producen más azúcar, arroz, café, carne, frijol, leche o maíz, como efecto primario se les bajan los precios y al extremo no encuentran quién les compre sea el precio que fuera. Hay entonces pocos incentivos para mejorar la productividad y la conservación del medio ambiente significa solo costos adicionales nada más. La industria de maquila de bajo nivel opera en forma similar: el volumen mundial de prendas de vestir y sus precios base son relativamente fijos, solo la producción migra de país en país.

Similar en los sectores del comercio interno y de servicios personales: en una economía con baja capacidad de consumo, en la cual la gran mayoría tiene a penas para mal cubrir sus necesidades elementales, no hay espacio hasta donde puedan crecer estos sectores, a tal que mejoras en eficiencia y efectividad no van a aumentar las ventas salvo a cuenta de desplazar a otros del mercado. Desde del Mercado Oriental, pasando por las interminables colas de taxi y la competencia a muerte por las rutas de buses, para llegar al gigantesco universo de las micro-empresas non-productivas, sobran los ejemplos internos.

Mientras mejoras tienen poca hasta ninguna importancia para el resultado empresarial, si la obtiene el estado, cuando es él quien asigne los recursos materiales iniciales o por medio de concesiones regula la participación en el mercado, es decir cuando el estado define cuál tuco le corresponde a quién. Eso era la función del estado feudal al asignar territorios e indios, y sigue siendo su función al favorecer uno u otro lado legitimado respectivamente legalizando la tenencia de tierras. Se extiende a concesiones en otras áreas, como las telecomunicaciones o la generación de energía, como subrayan ejemplos recientes. El estado incide en la misma forma al promover desde el gobierno el monopolio de una empresa venezolana y su subsidiaria local en la importación de hidrocarburos más su expansión “de oficio” a otras áreas de la economía nacional. Al fin el estado es el consumidor más grande, tal que sus decisiones de compra o contratación decidan quien prospere y quien no, desde del contrato como celador de una oficina hasta la venta millonaria de equipos.

Tal como lo describió Marx, no sorprende púes que haya una correspondencia entre una economía de baja intensidad por un lado y un estado de prebendas por el otro. Sin santificar el dudoso comportamiento de los actores políticos, éste mismo corresponde a la lógica económica: si es el estado, desde de lo cual se decida éxito o fracaso económico, no la eficiencia ni la efectividad, entonces todo el esfuerzo debe concentrarse en posicionarse dentro de las estructuras públicas respectivamente en tener la capacidad a ejercer presión sobre ellas. Síntoma es la incapacidad de la cúpula empresarial, en su mayoría comerciantes y productores tradicionales, de impulsar un programa propio de modernización de la economía nicaragüense: no hace falta para ellos. También los caudillos repitientes, sin exculparlos, son solo síntoma del mismo circulo vicioso, donde la economía de baja intensidad estabiliza al estado de prebendas y el estado de prebendas favorece éste tipo de economía para mantenerse.

No hay programa gubernamental o de la cooperación, que pueda contra ésa lógica. Entonces el fracaso de la cooperación externa en Nicaragua estaba pre-programado desde el momento en que se apostó en lo económico a la agricultura tradicional, a la producción artesanal de bienes de consumo masivo y a la maquila de bajo nivel, mientras al mismo tiempo se pretendía una reforma del estado como si Nicaragua fuera un país del capitalismo desarrollado, es decir intensivo en el aprovechamiento de los recursos materiales. No es solamente culpa de los cooperantes, si no igualmente de sus contrapartes en Sociedad Civil y Sector público, quienes todos promovieron este camino supuestamente más fácil bajo la consigna “Reducción de Pobreza” en lugar de “Producción de Prosperidad”. El éxito de la agricultura non-tradicional de Costa Rica, con mano de obra Nicaragüense, desarrollada en el mismo periodo muestra que hubiera habido alternativas. Cabe para otra entrega mostrar que el Plan Nacional de Desarrollo Humano del Gobierno actual lejos de cambiar el esquema lo pone en piedra, tanto reflejo de la falta de visión como condición para mantenerse en el poder.